Selfi mortal
Vuelven a aparecer los móviles y las cámaras en los encierros de San Fermín
Hace cinco años, uno de esos estudios que expelen las variopintas instituciones del mundo adelante estableció que entre 2011 y 2017 murieron 259 personas mientras ... se hacían un selfi en lugares peligrosos: acantilados, azoteas, jaulas de hipopótamos, suburbios en llamas, barras libres de bodas familiares… En aquel momento se dijo que incluso a los epidemiólogos les preocupaba la estadística. Normal. Los epidemiólogos saben de números y el cálculo solo podía ser erróneo. ¿259 personas en seis años? ¿En todo el mundo? Pero si 259 personas deben de haber muerto en busca del selfi perfecto solo en lo que llevamos de párrafo.
En Pamplona sin ir más lejos vuelven a verse móviles en los encierros. También alguna cámara 'GoPro'. Y uno de los primeros días me pareció detectar a un tipo que corría con lo que parecía una tablet pequeña. Se acercaba la manada y el hombre no miraba hacia atrás sino hacia la pantalla. Como si necesitase contexto y acabase de preguntarle a Google Australia qué es exactamente un toro de La Palmosilla.
Ayer un toro de Fuente Ymbro arrolló en la plaza a un joven vasco que reconoció después haberse salvado de milagro y también haberse preocupado de recoger el móvil antes de recogerse a sí mismo para llevarse a la enfermería. Se le caería el teléfono del bolsillo. Por eso los corredores habituales dejan sus cosas en lugares donde les custodian móviles, llaves y carteras. La ordenanza del encierro prohíbe portar objetos inconvenientes y utilizar nada que grabe o fotografíe. El espíritu del encierro lo que proscribe ejemplarmente es el protagonismo, algo que era más fácil cuando los mozos vestían todos de blanco y nadie optaba por la tercera equipación del Borussia de Mönchengladbach. Pero hoy no hay experiencia sin exhibición y la gente se arriesga alegremente a inmortalizar su mortalidad. El domingo se denunció en Pamplona a un corredor mexicano que sacó el móvil para intentar fotografiar lo cerca que estaba de un toro. Y desde luego lo estaba. Del animal y del selfi mortal, que documenta siempre algo irreversible: el encuentro entre un individuo contemporáneo que piensa como un dibujo animado y una fuerza enorme e indiferente, ya sea esta la ley de la gravedad o un toro bravo.
Ertzaintza
Los mariachis
Los sindicatos de la Ertzaintza, todos menos Euspel, enviaron ayer mariachis a la sede del PNV. Es una costumbre que puso de moda Forocoches y que ahora adoptan los representantes sindicales del funcionariado vasco, sección policía autonómica. Hubo media hora de rancheras ante Sabin Etxea. Violín, guitarra y trompeta. No hubo guitarrón. Lástima. Entre las canciones, esa de Paquita la del Barrio, la de «rata de dos patas», expresión tras la que la cantante gritaba «¡Urkullu!» al estilo Jalisco. Ya se ve que los representantes de los ertzainas son valentones y contrarios a las formalidades de la institucionalidad, que lo mismo te llevan a no insultar al lehendakari que a respetar, digo yo, a un agente uniformado. Hoy se reúnen los sindicatos y la consejería y debería avanzarse hacia el acuerdo. La opción alternativa es peor y consiste en que termine rompiéndose alguna de esas cosas que luego cuesta tanto recomponer.
Burundanga
Galletitas
Se ha detectado un lote de galletas sin gluten pero con burundanga. Estoy de acuerdo: empezaron con los bífidus y cada vez le ponen cosas peores a la comida. Lo de las galletas ha sido contaminación y está controlado. También es una novedad, ya que los institutos de medicina legal repiten que, por más que se hable de ella, la burundanga les aparece «de manera excepcional» en los análisis toxicológicos. Un poco como los pinchazos que tanto triunfaron el año pasado y, sin apenas un caso de intoxicación constatado, todavía regresan este.
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