
Putin y amigos
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Xi Jinping acompaña al presidente ruso en el tradicional Desfile de la VictoriaEl enemigo natural del desfile es la inclemencia meteorológica. A menos de que pretendas gobernar una civilización. El problema entonces es la inclemencia histórica. Lo ... sabe Vladímir Putin, que llevaba años sin poder disfrutar de un Desfile de la Victoria en condiciones. La derrota del nazismo en la Gran Guerra Patria se celebra en Rusia el 9 de mayo. En 2020 y 2021 el covid impuso sus restricciones. En 2022 la primavera debió llegar con la claudicación instantánea de Ucrania, pero llegó con una paradoja: desde entonces, Putin se ve obligado a celebrar una victoria ajena en una guerra mundial mientras no consigue ganar la guerra que él mismo inició con un vecino al que supera en tamaño treinta veces.
El modo en que Putin mezcla la Segunda Guerra Mundial con su propia guerra de agresión responde a una lógica conocida: los ucranianos que se resisten a la invasión rusa son lo mismo que los nazis que invadieron Rusia. Ayer, con las tropas y los tanques desfilando exhibiendo poderío por la Plaza Roja, Putin aseguró que toda la sociedad apoya la llamada 'operación especial'. Hasta donde sabemos, no pidió a continuación un aplauso para el departamento de extinción del disidente. A su lado estaba Xi Jinping, con ese gesto suyo indescifrable y probablemente milenario. Impone más ese gesto que todos los tanques rusos. «¿Os acordáis de mi amiga la superpotencia?», le dijo ayer Putin a la parte del mundo que a veces presume de tenerlo aislado. Cierto que ayer buena parte de ese mundo estaba atenta al nuevo Papa. Que si es matemático, que si juega al tenis, que si le gusta el arroz con pato… A veces cuesta que te preste atención la otra civilización. Entre la treintena de líderes que sí acompañaron a Putin en su desfile, otro con peso geopolítico y buena fama: Lula da Silva. Narendra Modi, el primer ministro indio, no pudo acudir por motivos relacionados con Pakistán. Entre los líderes exóticos que se vieron en Moscú, Ibrahim Traoré, el militar que dio el golpe en Burkina Faso y de quien en su día se sospechó que tuviese algo que ver con Rusia. Ya se sabe que no. Cerca de él estaba Robert Fico, el primer ministro de Eslovaquia, país miembro de la UE, a quien la obediencia al Kremlin, en cambio, nunca se le puso en duda.
TVE
En Televisión Española está pasando algo increíble. La nueva dirección ha apostado con una determinación entre fanática y provocadora por importar 'Sálvame' a la cadena pública. Lo ha hecho, además, dando la turra pedante con un engañabobos teórico tan manoseado como petardo: la transmutación de la telebasura canónica en vanguardia pop. El caso es que el engendro audiovisual resultante no lleva una semana en antena y el Consejo de Informativos de RTVE ya está echando humo. ¿La razón? Con motivo del cónclave en el Vaticano, una reportera del programa llegó a la Plaza de San Pedro como si llegase a la puerta de 'Cantora'. Los periodistas de la Casa piden profesionalidad y recuerdan lo del servicio público. Mientras tanto, las audiencias del proyecto estrella desfallecen y se agiganta el enigma. ¿Cómo puede ser que fiches a Belén Esteban y a María Patiño para que reproduzcan en TVE el teatrillo histriónico y envilecedor de Telecinco y ellas agarren y lo reproduzcan? La respuesta puede parecer evidente, pero una de las cosas que hemos aprendido en los últimos días es que no se pueden sacar conclusiones precipitadas porque los fenómenos son complejos y para entenderlos hay que analizar siempre muchos datos.
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