Monjas insulinas
España ·
Leire Díez asegura que negociaba con tiburones por motivos periodísticosLa reacción del PSOE a las grabaciones en las que se ve a Leire Díez negociando entre tiburones para obtener información contra la UCO a ... cambio de comprensión al más alto nivel para el empresario procesado Hamlyn fue negar que la mujer estuviese «en nómina». Lo lógico habría sido denunciar entonces a Díez por fingir estar en la pomada, pero no se contempla. Lo anunció ayer el ministro Marlaska dejando claro que aquí no pasa nada. Por la tarde, le dimitió el 'número 2' del Ministerio. Motivos personales. Sigan jugando. Mientras tanto, el país sabe que Leire Díez no estaba en nómina porque los partidos ganan las elecciones para que las nóminas las paguen las empresas públicas que pasan a controlar. El abandono del PSOE a su fontanera recuerda a lo que les dicen siempre a James Bond y Ethan Hunt cuando les encargan las misiones peligrosas: «Nadie responderá por ti si te atrapan: estarás solo».
El problema de Díez para ser agente secreta es que falla por el lado del secreto. Sus redes sociales la muestran posando con gran confianza junto a los líderes del socialismo patrio y saliendo al cruce como Materazzi -con una violencia desproporcionada y bellísima- contra cualquier tuit contrario al Gobierno. La patada siempre al cuello; el estilo, letal y agropecuario. Hace unas semanas, Susana Díaz se fingió afectada por la publicación de los audios en los que Sánchez y Ábalos hablaban de ella y Díez respondió con una noticia que situaba a la expresidenta andaluza jugando duro en la guerra interna y con una frase insuperable: «Susana, hija, que de monja insulina tenías poco…»
Sería, por supuesto, el autocorrector. Leire Díez es periodista y asegura que lo de compadrear con el empresario del petróleo y ofrecerle el acceso a la Fiscalía, pero no para tomar cerveza, formaba parte de su investigación para un libro sobre la mafia de los hidrocarburos. El escándalo apesta en todas las direcciones y en Ferraz han creído que nada mejor que hacer pasar a Díez por Bob Woodward. El libro en preparación sería su debut editorial y puede que llevase toda la vida trabajándose la tapadera: una de esas carreras en los sótanos de los partidos apretando bien las tuercas del odio y sustituyendo los anticuados ideales por modernos y relucientes intereses.
Gaza
Ayuda y balas
Benjamín Netanyahu es un experto en paradojas crueles. Que el ejército israelí asegure ahora que Hamás cuenta con los mismos cuarenta mil efectivos que el 7 de octubre es una de ellas. El dato demostraría la inutilidad de las operaciones con nombre bíblico del ejército israelí. Y al tiempo justificaría su extensión indefinida en el tiempo. La guerra perpetua, con su desactivación de la disidencia interna y su generalización de la excepcionalidad, es el sueño del tirano. Dejar de matar de hambre a la población civil para conseguir que mueran mientras les repartes comida es otra paradoja de una perversidad suprema. Para hacerla realidad, basta con encargarle la distribución de la ayuda a unas organizaciones repentinamente asistenciales que resultan indistinguibles de empresas de seguridad privada armadas hasta los dientes. Ayer, las avalanchas de la población desplazada y desesperada por hacerse con los primeros alimentos se resolvieron a tiros. Al aire, por ahora. No siempre fue así. En Gaza el mundo ha visto cómo la ayuda terminaba manchada de sangre. El ejército israelí abrió fuego en febrero de 2024 durante un reparto de harina. Poco después, bombardeó un convoy de World Central Kitchen, la ONG de José Andrés.
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