Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda del Gobierno, le atribuyó ayer al ministro de Economía actitudes «casi de mala persona». Se refería a su postura sobre la ... reducción de la jornada laboral. Son unas declaraciones durísimas. ¿Por lo de la jornada laboral? No, por la jornada a secas. Yolanda Díaz reveló que Carlos Cuerpo se porta mal dos días antes de que lleguen los Reyes Magos a las casas de los niños y de los ministros. Qué infame chivatazo. Asistimos a la crisis más seria en la historia del Gobierno de coalición. A poco que uno de los tres Reyes sea de Comisiones -y Melchor siempre se dio un aire a Ignacio Fernández Toxo- el ministro de Economía se queda este año sin regalos. Por eso ayer la ministra de Seguridad Social tuvo que salir a garantizar que Cuerpo es «un gran amigo» y «todavía mejor persona». Puede que al final el talento político de Yolanda Díaz fuera esto: transformarlo todo en una guardería.
Publicidad
Pasando a lo secundario, en el Ministerio de Economía aseguran que apoyan la reducción de la jornada laboral, pero «acompañando» a las empresas y «teniendo en cuenta la realidad parlamentaria». Al tiempo, el capital político de Díaz se circunscribe ya a un modelo de diálogo social de su invención consistente en que ella dialoga con los sindicatos dejando fuera, no ya a la patronal, sino a la mayoría del Gobierno. Y aprovecha para subir el volumen del guiñol moral, algo que tampoco es infrecuente. La vicepresidenta suele recordarnos que ella es buena persona y le hemos visto agradecérselo a su padre y también a Marcelino Camacho. Es un agradecimiento muy modesto. ¡Gracias por mi virtud! Díaz, sin embargo, no tiene el certificado de bondad que emite Félix Bolaños. El Papa sí. «A mí lo que más me ha impresionado es que se trata de un hombre bueno», dijo el ministro de Justicia después de uno de sus encuentros en Roma con Francisco. Y añadió la frase inolvidable: «Cuando el mundo lo gobiernan las buenas personas nos va mejor a todos». La pregunta, por supuesto, llega sola: ¿qué nos ocurre a todos cuando entre las personas que nos gobiernan hay una que es muy buena que le dice a otra que es casi mala? Cabe suponer que a favor del ministro de Economía intercederá mañana Baltasar, que es el que lleva el oro.
Corea del Sur
Sacar a Yoon
Quiero pensar que, allá en Seúl, Yoon Suk-yeol repasa las últimas semanas y entiende que la cosa no le está saliendo bien. El 3 de diciembre el por entonces presidente decretó la ley marcial y sacó al ejército a la calle para meter en casa a los ciudadanos y un mes después el que no puede pisar la calle es él, que aunque ya no es presidente sigue en su residencia oficial. A su alrededor la Policía, que lo quiere detener, y su propio equipo de seguridad, que por ahora lo impide. Se trata de una situación que solo puede acabar de un modo: mal para el expresidente. Sí puede variar la sangre derramada alrededor. A Yoon Suk-yeol fueron a detenerlo ayer por segundo día consecutivo agentes de la Oficina contra la Corrupción de Altos Cargos y sus partidarios protestaron con un grito inmejorable, como de partido político español cuando aparece la UCO: «¡Detengan a la oficina anticorrupción!» Mientras tanto, en Corea del Sur aumenta la fractura social y se enquista la crisis institucional. Con sus soldados muriendo sin saber por qué en Ucrania, la tiranía surrealista de Corea del Norte denuncia el caos en el país vecino. Lo malo es que algo de razón tienen. Puede que ahora mismo ni siquiera en Corea del Centro estén tranquilos.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión