EFE
Furgón de cola

Mapache o probeta

La opacidad de China impide esclarecer el origen de la pandemia

Europa comenzó hace cinco años a confinarse frente al covid. Fue una época extraña de calles desiertas, incertidumbres máximas y cañas por 'Zoom' en la ... que llegamos a culpar de nuestra suerte al pangolín, mamífero folidoto al que el aspecto no le ayuda para ningún asunto relacionado con su propia inocencia. Hoy seguimos sin conocer con plena certeza el origen de la pandemia, pero sabemos al menos que el hermano pangolín es inocente. Eso no quiere decir que la hipótesis del origen zoonótico del virus no siga siendo la más creíble y sólida, sino que los investigadores avanzan y señalan otros presuntos transmisores. Son tres y sus nombres suenan como insultos del capitán Haddock: perro mapache salvaje, rata de bambú china y puercoespín malayo. Sé que el método científico no funciona así, pero he revisado las fotos policiales y el perro mapache desde luego sabe algo. Todos estos bichos estaban a la venta (mala idea) en el mercado mayorista de mariscos de Huanan, que sigue siendo el lugar donde con mayor probabilidad comenzó todo y donde se sitúa a un paciente cero que aún no tiene identidad pero a veces sí tiene un puesto de pescado.

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La alternativa al mercado es un laboratorio donde hubiese una fuga accidental. Se habla de ella desde el principio y se ve cada cierto tiempo reforzada por alguna investigación generalmente estadounidense. Cualquiera puede entender que no es lo mismo que detrás de una pandemia con siete millones de muertos esté un pequeño mamífero o una gran superpotencia. Maria Van Kerkhove, directora de Prevención de Pandemias de la OMS, calcula que el covid causó el triple de muertes de las que han podido constatarse oficialmente, acepta la posibilidad de la fuga en el laboratorio y señala a ese respecto como una aberración científica y moral la opacidad del Gobierno chino. Cinco años después, Van Kerkhove no descarta la posibilidad de que nunca se llegue a aclarar del todo el origen de la pandemia. En tal caso, para ahuyentar el pensamiento conspiranoico, basta con recordar el funcionamiento básico de la realidad: es perfectamente posible que la humanidad no alcance a conocer algo, pero no lo es que un secreto de extraordinarias dimensiones pueda existir entre nosotros y permanecer a salvo mucho tiempo.

Pradales

Volar a Washington

El lehendakari llega a Estados Unidos en un viaje que se nos presenta como de naturaleza eminentemente industrial. Imanol Pradales visita esta semana Washington y Nueva York, que son centros de poder que sin duda han transformado la recepción de políticos extranjeros en una industria productiva. Además de verse con compañías, empresas y fundaciones, el lehendakari se reunirá con algún que otro congresista y senador de ascendencia vasca. Entre sus planes está comprobar de primera mano cómo respira la Administración Trump. Se hará, eso sí, sin acercarse a nadie de la Administración Trump. En condiciones normales se consideraría un fracaso por el lado del acceso a la Casa Blanca -Ardanza incluso llegó a verse fugazmente con Reagan y le regaló una makila-, pero hoy solo puede considerarse el mínimo de prudencia exigible a un gobernante. En términos de imagen, lo conveniente es ir a Washington y no verse con el presidente. El lehendakari correría además un riesgo extra y de repercusiones incalculables. Imaginen que, convenientemente informado por sus asesores, Trump alzase la makila mientras le comenta a Pradales que él tiene un gran amigo vasco: Abascal, Sandiego Abascal.

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