Futuro fuera
Aumentan las familias extranjeras que hacen un uso ventajista de la red de acogida de menores
La tutela de la Administración sobre un menor extranjero no acompañado se activa automáticamente a consecuencia de su situación de desamparo. Dicho de otro modo: ... junto al menor no hay un adulto responsable ejerciendo sus deberes de protección y las instituciones se ocupan al instante de su asistencia. La reacción es virtuosa y sabíamos que en ocasiones soporta fraudes por el lado de la minoría de edad. La novedad es que desde hace unos meses se nos avisa de que, entre los menores que llegan, también los hay que, en lugar de desamparados, están orientados por familias que sí se ocupan de ellos, o al menos de su futuro, y piensan en la red de acogida como un acceso a una mejor formación y a mejores servicios públicos. También, al parecer, a posteriores opciones de reagrupamiento familiar. El fenómeno es minoritario, pero parece en alza. Lo protagonizan familias magrebíes y es fácil recordar que no ha pasado un mes desde que vimos a los jóvenes de Marruecos salir a las calles jugándose el tipo para exigirle a su Gobierno menos Mundiales y mejores servicios públicos, una mejor educación y algo parecido a un futuro.
Parece que muchas de estas familias dispuestas a aprovecharse de la red de acogida llegan en avión y con visados. Sus intenciones no son solo fraudulentas sino que lo son respecto a un sistema saturado. En Álava, se han detectado ya una veintena de casos; en Bizkaia, ha habido tres detenciones este verano, y en Gipuzkoa la Policía acaba de interceptar a un hombre argelino que iba a visitar a su hijo a un centro de menores de San Sebastián como quien tiene al chaval estudiando en otra ciudad. La semana pasada en Cataluña se desmanteló una red que organizaba estos Erasmus ventajistas y hubo treinta detenciones. Resignados a su papel de contención en primera línea, los monitores de los centros explican que estos jóvenes que sí tienen familias presentan personalidades más estructuradas y colaboran en los centros para conseguir un ambiente mejor. Parece que suena bien, pero basta con estirarlo un poco para alcanzar el absurdo. Consiste en reconocer que, para el buen funcionamiento del sistema de acogida, conviene que los menores no acompañados lleguen acompañados por sus padres.
Congreso
Somos menos
Tras el escrutinio de las últimas generales, Pedro Sánchez hizo un recuento para la historia: «Somos más». Que la suma era suicida porque incluía a los diputados de Junts se vio al instante. Pero dio igual. Y el lunes fue el día en que Puigdemont anunció que se va a la oposición. «Ahora son menos», pudo resumir. Cualquiera entiende que algo así solo puede tener consecuencias inmediatas. Cualquiera que no sea español. En España, que el Gobierno no tenga mayoría parlamentaria ya no es para tanto. No lo es, sobre todo, para el Gobierno, que ayer dijo cosas sobre manos tendidas y camisetas sudadas. Otro momento estelar del bla, bla, bla. Siempre veloz para el diagnóstico exculpatorio, el PNV advierte que la legislatura será «una agonía». Pedro Sánchez podría defenderse alegando que ya lo era. Hay en este momento algo de primavera misológica. Como si la razón hubiese quedado ya del todo desfasada. Ante la pregunta de si el presidente debe convocar elecciones, no deja de responderse que solo al presidente le corresponde convocar elecciones. Es cuando lo escuchas por ducentésima vez cuando se te van quitando las ganas de arrojar por la ventana la radio, el móvil o el televisor, y de lanzarte tú mismo a continuación.
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