Fútbol moderno

Recordemos que la Superliga es una alternativa al opaco monopolio futbolístico consistente en organizar un torneo entre equipazos y que de la transparencia se encargue Florentino, mientras que de la honestidad se ocupa Laporta. La sentencia del Alto Tribunal de la UE no da vía libre a esa nueva competición, pero sí establece que UEFA y FIFA «abusan de su posición dominante» e imponen normas arbitrarias. La sentencia cuestiona por tanto el modelo federativo que, sin salir de nuestro país, ya se ve que es una cosa ejemplar. Tras el fallo, no se sabe si lo que viene ahora es la guerra o la negociación. Antes estas cosas las arreglaba José María García alargando su programa hasta las cinco de la mañana y conectando en directo con todos los implicados para explicarles a gritos lo que tenían que hacer: «¡Escúchame, Infantino! ¡Infan!». El Barça hablaba ayer de crear «un nuevo ecosistema» y del «fútbol de los aficionados». Florentino dijo por su parte que la Superliga está abierta a todos. Casi parece que hay esperanza para los equipos gloriosos del campeonato de las fiestas del pueblo, leyendas como el Maccabi de Levantar y el Aston Birra. Aunque -el fútbol se precipita a toda velocidad hacia el videojuego- es probable que esos equipos estén jugando ya en la Kings League de Piqué.

El ministro de Justicia aseguró ayer que quien descalifique a los jueces lo tendrá a él delante. No mentía. Miriam Nogueras llamó «indecentes» al juez Marchena y al juez Llarena desde la tribuna del Congreso y tenía a Bolaños sentado justo delante. Cuando la diputada de Junts regresó a su escaño, Bolaños seguía delante de ella, solo que más lejos y de espaldas. Como temiendo que el apoyo ministerial vaya a ser siempre así, sedente y posicional, el Poder Judicial instó ayer al Parlamento a abstenerse de llamar a jueces a declarar en las comisiones del 'lawfare'. Mientras tanto, el fiscal general del Estado cargaba contra los vocales del CGPJ y también contra el Supremo, asegurando que el nombramiento de Dolores Delgado como fiscal de sala fue cosa del mérito y no de la amistad y los servicios prestados. Lo peor es que la pertinacia del escándalo favorece en este orden la sospecha, el hartazgo y el cinismo, que actúa como ácido sulfúrico en una sociedad democrática. Ayer supimos que el CIS de Tezanos se ocupa al fin de la amnistía. Y lo hace así: preguntándole primero al personal si ha leído la ley y después si cree que el desacuerdo con la ley justifica las manifestaciones ante las sedes del PSOE.