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La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Carmen Martínez Perza, comparece ante el Congreso de los Diputados EFE

No muy fetén

Al fin se disculpó alguien por el fallo de las pulseras antimaltrato. Lo hizo la delegada contra la Violencia de Género, que dijo sentir el ... dolor de las mujeres como propio. «Bueno, es una forma de hablar», podría haber añadido. Lo que hizo por su parte la ministra de Igualdad fue agradecer el cariño, como si en lugar de en apuros estuviese en una gira de conciertos por el Cono Sur. La gratitud llegó después de haber sido reprobada por la mayoría del Congreso a la manera habitual: como si tal cosa. Mientras tanto, desde el Gobierno se insiste en que el fallo de las pulseras no ha ocasionado ningún asesinato porque ganarle la partida a la ficción es como se sabe la labor del gobernante. El gran problema de las pulseras no ha tenido que ver con las alertas sino con los datos, aunque no dejen de llegar noticias sobre su mal funcionamiento general. «La tecnología falla, dijo el otro día la ministra en lo más parecido que ha hecho hasta ahora a un análisis del fiasco. «No hay un sistema absolutamente fetén», concluyó. Desde entonces, el país espera los datos y las soluciones y yo solo espero el adjetivo: Ana Redondo anunciando el hallazgo de la tecnología dabuti, la puesta en marcha definitiva del sistema absolutamente chipén.

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