Familia disfuncional
TVE ·
Al final, el surrealismo pop era lo que parecía: telebasuraLa combinación de audiencias subterráneas, críticas unánimes, protestas de trabajadores de la Casa y señalamientos desde tribunas amigas ha conseguido que el estreno de 'La ... familia de la tele' no sea un fracaso sino un cataclismo. Al final, el surrealismo pop era lo que parecía. Telebasura. Del presidente de RTVE aún no se sabe nada y el programa ha reaccionado metiendo la agonía en el guion y poniendo a Belén Esteban a redoblar el teatrillo. Lo llaman 'catarsis', pero el resultado excluye la redención. Entre otras cosas, porque es imposible. Ayer a las cinco de la tarde en 'La familia de la tele' una tal Pepi propiciaba el griterío sobre «las relaciones íntimas de Isabel Pantoja» mientras cocinaba un pollo. Tras los seriales, unos y otros hablaban sin decir nada sobre Revilla y el rey emérito. Con una música como de película de crímenes, un reportero pareció atribuir la supuesta retranca de Juan Carlos I al origen gallego del monarca.
La importación de 'Sálvame' a la televisión que paga el ciudadano ha mezclado el interés de productoras amigas con la estrategia de genios de la comunicación convencidos de que todo debe ser aprovechado políticamente. La idea parecía insostenible por el lado del servicio público, pero ha terminado siéndolo por el de la vergüenza ajena. El programa es el paroxismo del acabamiento. Sus pobres protagonistas terminan dando lástima y piensas si no hay en este país una ley contra el maltrato animal. Descartada la posibilidad de la calidad, la sobremesa de la televisión pública debería garantizar al menos la hospitalidad sonora. Sin los tonos irritantes y los puros alaridos de 'La familia de la tele', los españoles podrían echar la siesta frente al televisor. «Habrá que llegar al fondo de la verdad», decían ayer a las siete de la tarde en el programa, entre las imágenes en bucle de los atropellos de Cornellá y las imágenes de un pobre niño desaparecido. Porque al chafardeo hay que unirle el morbo. A raudales. El resultado es tan atroz que incluso el público que está en el plató parece estupefacto y cautivo. Es imposible no preguntarse qué hacen ahí. Terminas pensando que deben de ser presos intentando redimir condena. Y eso también sería inaceptable. Ni siquiera a los peores criminales puede sometérselos a según qué cosas.
Trump
Nacidos en USA
Bruce Springsteen arrancó su gira europea en Mánchester y dijo que su país está en manos de una Administración corrupta, incompetente y traidora. El presidente Trump ha reaccionado diciéndole a Springsteen que es más tonto que una piedra y tiene la cara atrofiada «como una pasa». Springsteen también acusó al Gobierno de su país de disfrutar sádicamente infligiendo dolor a los trabajadores estadounidenses. A eso Trump respondió diciendo que el músico no tiene talento. Lo siguiente habría sido soltarle a Springsteen, en plan argumento definitivo, que el que lo dice lo es. Setenta y ocho años tiene Trump. Springsteen tiene tres menos y sigue siendo el tipo de los vaqueros y la Telecaster golpeada que eleva himnos populares sobre ciudades pequeñas, amores de instituto, fábricas de coches, veteranos de guerra y torres caídas en Nueva York. Quiero decir que es un icono estadounidense. Y que hace no tanto nos habría parecido disparatado que alguien que está todo el día con lo de hacer América grande de nuevo se atreviese a chocar así contra Míster Sueño Americano. Ahora ya no, claro. Si algo hemos aprendido es que da igual. Toda polémica beneficia a Trump. Cuanto más espectacular y divisiva sea, mucho mejor.
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