Si lo recuerdan, la política vasca era un oasis de bienestar nórdico gracias al acuerdo transversal entre nacionalistas y socialistas. Bueno, ya no. La política ... vasca sigue siendo nórdica. Pero ahora es un drama conyugal sueco. En él, nacionalistas y socialistas experimentan conflictos íntimos, temores existenciales y deseos problemáticos. Y lo peor es que nos lo cuentan. Ayer, tras otra semana de tensión, Eneko Andueza calmó los ánimos asegurando que los socialistas cumplirán lo que tienen firmado. Bueno es saberlo. Quizá los demás tengamos que ir hoy al banco para anunciar que seguiremos cumpliendo con la hipoteca según lo acordado, ya que estamos a favor de los consensos que se mantienen en el tiempo y favorecen la estabilidad sin sobresaltos. Esto último, lo de los sobresaltos, lo dijo ayer el líder del PSE refiriéndose a un Gobierno vasco al que, a los ocho meses de ser constituido, ya le notaba falta de impulso por parte de los consejeros nacionalistas.
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Dos meses después -ni un añito tenía el Gobierno vasco- lo que decía Andueza es que no sabía si los nacionalistas querían gobernar con ellos. Después llegaron los choques por el euskera o la inmigración, pero fue entonces cuando quedó claro que Bildu es aquí el tercer elemento indispensable para la pasión adúltera. También un partido que, para completar nuestro homenaje a Ingmar Bergman, debería intentar sustituir a Pello Otxandiano por Liv Ullmann. En el PSE insinúan que sus socios están locos por echarse en los brazos identitarios de Bildu. En Sabin Etxea opinan lo contrario, pero por el ardor izquierdista. Olatz Barriuso informaba ayer de que el PNV sitúa ya al PSE haciéndoselo con Bildu a partir de las municipales de 2027. Como no hay psicología sin obsesión, en Bildu celebran el cortejo al tiempo que acusan a PNV y PSE de españolistas por pactar cosas con el PP. Desde hace unos años, en Bildu identifican su repentino atractivo con su llegada a la centralidad, que es el lugar en el que Eneko Andueza sitúa a un PSE que puede pactar con todos y el lugar que históricamente ha ocupado el PNV en el país. Esa es otra de las novedades de la política vasca. De repente, la centralidad está llena de gente. No se puede dar un paso por la centralidad, de tanta gente centradísima como hay.
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Nueva York
Alcalde Zohran
Zohran Mamdani puede convertirse en el primer alcalde musulmán de Nueva York. También en el primero nacido en Uganda. Y en el primero que ha sido un rapero llamado 'Mr. Cardamomo'. Y en el primero que conoció a su mujer en la aplicación de citas Hinge. A sus treinta y cuatro años, Mamdani se ha impuesto como candidato demócrata gracias a una corriente de apoyo popular inesperada, un ramillete de propuestas pegadas al suelo (alquileres, transporte, cesta de la compra…) y un discurso general (Palestina, superricos...) en la línea de Bernie Sanders, o sea, muy izquierdista para los estándares estadounidenses. «Lunático comunista al 100%», ha resumido Trump. Y ese es otro activo del joven Zohran: su figura derrocha la energía que al Partido Demócrata le está faltando para combatir a Trump 2.0. Al mismo tiempo, al aspirante a la alcaldía de la capital del mundo incluso entre sus filas se le critica la inexperiencia y el excesivo idealismo. Mamdani vivió hasta los siete años en Sudáfrica. Después se instaló en Nueva York, donde su padre es profesor en Columbia y su madre dirige películas que a veces ganan el León de Venecia, porque en Manhattan lo de la lucha de clases funciona exactamente así.
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