El día después
La paz depende de un fenómeno de atención/adulación que retenga a Trump en Oriente Medio
La firma del acuerdo de Sharm el Sheij tuvo algo absolutamente televisivo de 'reality' internacional a mayor gloria de Trump. La escenografía invitaba a olvidar ... que la paz entre Israel y Hamás se estaba firmando sin la presencia de Israel y de Hamás, pero en realidad conseguía que uno pensase en lo que pasaría cuando se apagasen los focos, se fuesen las autoridades y alguien desmontase el enorme cartel: «Peace 2025». Aaron David Miller, negociador de acuerdos en Oriente Medio para administraciones republicanas y demócratas, se lo decía ayer al 'Washington Post': «Es el día después de la conferencia de paz cuando la gente seria se despierta y dice… ¿qué hacemos ahora?»
Bueno, nosotros vamos a hacer una huelga general a cuatro mil kilómetros de distancia. Lo que hizo ayer Israel fue matar al menos a cinco civiles palestinos y lo que hizo Hamás fue matar a miembros de otras facciones palestinas. También comienzan los problemas en el intercambio de cuerpos y prisioneros. El día después de la conferencia de paz, las partes implicadas en la guerra parecen tantear los nuevos límites. Eso garantiza la tensión y explica por qué la gente seria insiste en que al plan previsto le faltan objetivos concretos, plazos y garantías. En el viaje de vuelta a Estados Unidos, los periodistas le preguntaron a Trump por el Estado palestino. «Estamos hablando de reconstruir Gaza», contestó el presidente. «Yo no estoy hablando de un solo Estado o de dos Estados. En algún momento decidiré lo que creo que es correcto».
El tiempo verbal sintetiza lo irreal de la situación: un futuro simple conjugado en primera persona -decidiré- sobrevolando con la entidad de un dibujo animado un presente endiablado y un pasado aterrador. Las últimas décadas en Oriente Medio son una sucesión de acuerdos, conferencias, memorandos, cumbres, treguas y altos el fuego que no salieron bien. Ahora todo parece depender de que un novedoso fenómeno de atención/adulación retenga el interés de Donald Trump, que es conocido por su fiabilidad y perseverancia. Pero no parece quedar otra que confiar. Va a construir la paz en Oriente Medio alguien que lleva diez años prometiendo en vano la construcción de un muro entre Estados Unidos y México.
País Vasco
Supercuánticos
El lehendakari inauguró ayer el superordenador cuántico de IBM en el nuevo edificio de Ikerbasque de San Sebastián. Se trata del tercer ordenador que la empresa informática estadounidense pone en funcionamiento en el mundo con uno de sus más avanzados procesadores cuánticos. Las especificaciones técnicas del chisme son alucinantes. Su valoración resulta en cambio inmediata: si cualquier cosa que es cuántica apabulla, una cosa que es supercuántica resulta directamente inmejorable. Pónganme dos. Que haya un superordenador cuántico en el País Vasco es, por tanto, una gran noticia. ¿Para qué sirve? Bueno... para la ciencia. Y para la transferencia tecnológica hacia sectores estratégicos. Es más o menos lo que explican en el Gobierno vasco, y se entiende. Saca tú una nota de prensa aclarándole al país lo de la dualidad onda-partícula a nivel usuario. En plan didáctico, el lehendakari, que es de letras, recordó ayer una frase de Niels Bohr que asegura que si la física cuántica no te sorprende es que no la has entendido bien. Yo espero que los científicos no se enteren, pero circulan frases similares que se aplican por ejemplo al peronismo y al sentimiento único que generan todos los equipos de fútbol sin excepción.
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