Cumbres mundiales
Comienza en Sevilla la Conferencia sobre Financiación para el desarrollo de Naciones Unidas
La conferencia de la ONU en Sevilla llega en un momento extraño. A los sesenta jefes de Estado y de Gobierno asistentes -la máxima acumulación ... de líderes mundiales en la capital andaluza desde la Expo- les puede robar el foco Santos Cerdán, un señor no muy alto de Milagro, Navarra, al que esta mañana se espera en el Tribunal Supremo para tomarle declaración. Digamos que el desarrollo de una financiación con mordidas y amaños en las inmediaciones del Gobierno amenaza con eclipsar un encuentro mundial sobre financiación para el desarrollo. Eso no agradará a un Pedro Sánchez que parece apostar por hacer las maniobras de resurrección de su propia imagen en el terreno internacional.
Lo comprobamos la semana pasada en La Haya y sospecho que eso tampoco juega a favor de la conferencia de la ONU que hoy comienza. Digamos que, después de lo visto en la cumbre de la OTAN, un encuentro internacional sin estrategias de individualismo audaz y sin escenas de humillación continental ante Donald Trump nos va a saber a poco. El presidente de los Estados Unidos no viaja a España. Como se sabe, su Gobierno les da la espalda ostentosamente a las instituciones multilaterales, sobre todo si no son 'business friendly'.
La idea general es que en Sevilla los países ricos no se dediquen a hacer negocios sino a hacer gasto para movilizar más recursos para la cooperación. El esfuerzo es necesario entre otras cosas porque 2030, el año de la famosa agenda, está a la vuelta de la esquina y los objetivos de desarrollo sostenible se alejan «de forma dramática», según el secretario general de la ONU. La ayuda está disminuyendo. Un 7% el año pasado. Puede que en torno al doble este año. Por la parte que nos toca, se murió Forges y España sigue sin destinar a cooperación el 0,7% del PIB, un porcentaje que llegó a transformarse en una consigna hace ya más de dos décadas. Mientras tanto, la deuda de los países pobres no deja de crecer, disminuyen las inversiones y se multiplican las barreras comerciales. El reto de la ONU no es desde luego pequeño. Consiste en poner a hablar de cooperación a un planeta que de lo que estaba hablando hace una semana era de la Tercera Guerra Mundial.
Bill en pijama
La boda de Jeff Bezos y Lauren Sánchez en Venecia ha demostrado algunas cosas. Por ejemplo, que obligar a los invitados -con sus incómodas vestimentas ajustadas y sus complicados zapatos resbaladizos- a subirse a embarcaciones bamboleantes es una tortura aún por desarrollar en un mundo, el nupcial, en el que con frecuencia parecen haberse quedado sin tormentos y humillaciones por descubrir. Al final, las protestas no fueron para tanto y no se sabe si saltó la chispa entre Tom Brady y Sydney Sweeney. Bezos se gastó una millonada. Y las Kardashian pusieron a prueba la serenidad de la serenísima república. Se critica la arrogancia de los supermillonarios, pero otra manera de entender que una ciudad ajena merece tu protagonismo, en lugar de tu prudencia de intruso agradecido, es disfrazarte de pitufo y celebrar una despedida de soltero sin millones de dólares pero con muchos cánticos y copas. Como las bodas son encerronas peligrosísimas, la de Bezos y Sánchez terminó con una fiesta de pijamas. Informan los enviados especiales de que Bill Gates vistió un pijama de Prada. Ignoramos si algún invitado, entrada ya la noche, acertó a hacerse la pregunta definitiva: «¿Por qué estoy en Venecia viendo a Bill Gates en pijama?».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.