Cortejo mortal
El debate de investidura de Feijóo termina con una extensa sesión de psicoanálisis al PNV
Feijóo perdió la votación inicial de su investidura, aunque casi obtiene un voto más de lo previsto. El diputado Herminio Rufino Sancho, que al ser ... socialista debía votar 'no', dijo 'sí' cuando se le nombró desde la Mesa. Como la fortuna quiso que se le nombrase cambiando 'Sancho' por 'Sánchez', el diputado pudo rectificar y explicar después el sentido de su voto. «Sancho sí, no», aclaró. Fue una anécdota. Aunque no descarto que fuese también la demostración de que la investidura de Feijóo triunfó al menos por el lado de la incertidumbre sintáctica. Al líder del PP es rara la frase que se le escapa sin que él consiga sabotearle antes de algún modo la coherencia gramatical.
Aun así, se le entiende. Es asombroso. Lo demostró ayer Aitor Esteban gesticulando en su escaño mientras Feijóo sometía al PNV a una sesión de crítica y psicoanálisis sin precedentes ni límite de tiempo. Fue lo mejor de la segunda jornada de la investidura. Con la superioridad sarcástica del adulto que le advierte al adolescente que se la va a pegar, Feijóo no dejó de repetir lo mucho que respeta al PNV mientras insistía en que el apoyo a Sánchez solo puede terminar con el 'sorpasso' de Bildu en Euskadi. «Pero allá ustedes», decía un Feijóo nuevo: el Feijóo pasivo-agresivo. «Ustedes sabrán…».
Tras la amenaza venía el cortejo, que llegó a incluir fastuosamente hasta al TAV. ¡El TAV! Y volvía de nuevo Feijóo a señalarle al PNV el aprieto en el que se ven. No faltó la preguntita: ¿cuándo creen que les expulsarán del bloque progresista por reaccionarios? Como nuestra vida política es ya un sueño de Coppola, mientras Feijóo le hablaba al PNV de Bildu llegaban noticias del Parlament: Junts se lanzaba al cuello de Esquerra y sonaban tambores electorales en Cataluña. «Hoy usted ha hecho más amigos», terminó ironizando un Aitor Esteban claramente molesto al que el líder del PP se le acercó después cordial. Lo personal nunca es político. Y eso que Feijóo, además de con el PNV, fue ayer muy duro con los vascos. Dijo (dos veces) que nos gusta «hablar claro» y también que «con carácter general» hacemos mucho deporte. Son infundios intolerables que no merecemos como país y que solo me explico por una posible y funesta emisión de 'El Conquis' en la televisión autonómica gallega.
Antiestrés
Bioseñales
El nuevo fenómeno 'Power Balance' ha aparecido en la muñeca de Meghan Markle, esa joven a imitar. Se trata de un parche que al parecer sirve para procesar las bioseñales del portador. Yo creo que sí lo hace: la credulidad es una señal biológica como otra cualquiera y el fabricante del parche la está transformando a ojos vista en beneficios empresariales. Lo que no parece nada probable es que el parche beneficie al portador por el lado de la salud. No más de lo que lo hacía la 'Power Balance', cuyos creadores afrontaron condenas millonarias por publicidad engañosa, o aquellas otras pulseras magnéticas tan de moda en los ochenta. Al menos, estas pulseras tenían un encanto primigenio. Las llevaba Jiménez del Oso. Y una generación incomparable confió en el magnetismo gracias a ellas, al ver que con el tabaco, el alcohol y la mezcla de anfeta y barbitúrico que les aportaba el optalidon no terminaban de encontrarse mejor.
Ertzaintza
Aquí dentro
Sabíamos que la Ertzaintza no tiene efectivos para llegar a todos lados, pero ignorábamos que se veían obligados a destinar patrullas a vigilar sus propios vestuarios. Está pasando en la comisaría de San Sebastián, donde hay al parecer una oleada de robos equiparable a la de un barrio chungo. Así que ponen agentes a vigilar. De uniforme y de paisano. Al tratarse de un vestuario, quizá también en los estadios textiles intermedios. Ojalá asistir al 'briefing' matutino en la comisaría de San Sebastián. «Tengan cuidado ahí fuera… y aquí dentro».
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