Baile de la victoria
EE UU ·
Trump regresa a la Casa Blanca ganando incluso el voto popularDonald Trump será el próximo presidente de los Estados Unidos. Nuestra gente ojiplática de los platós explicaba ayer que eso puede ser el fin la ... democracia americana. Aunque Trump ya fue presidente en 2016 y la democracia ha sobrevivido al menos hasta ayer. Es como si ahora Trump sí lo fuese a conseguir. Él mismo aseguró la noche electoral que va a hacer América grande de nuevo. ¿Pero no lo había hecho ya? También dijo que va a cumplir todas sus promesas. Y no hubo risas enlatadas. Entre esas promesas, terminar con la guerra de Ucrania en veinticuatro horas, realizar deportaciones masivas, imponer aranceles a todo lo que se mueva y dejar la contención del gasto en manos de Elon Musk.
El triunfo de Trump ha sido esta vez arrasador. Ha ganado hasta el voto popular. El pueblo salva al pueblo, acuérdense. Aunque parezca increíble, a los demócratas no les ha funcionado ni lo de Biden poniéndose las gafas de 'Dark Brandon', ni lo de Taylor Swift, ni lo de Kamala apareciendo en el 'Saturday Night Live'. Mi análisis politológico es que Trump ha impuesto su principal baza argumental: el baile estático moviendo los puñitos. También se ha aplicado mucho más maquillaje bronceador. A veces en cantidades tan caribeñas que ha corrido el riesgo de deportarse a sí mismo. Dicho de otro modo: yo el susto me lo llevé en 2016. Y me parece absurdo llevarme otro ahora. Se insiste en que no entendemos Estados Unidos. Pues no será porque no nos lo ha explicado H. L. Mencken. Hace un siglo dejó escrito que no hay país en el mundo que soporte una cantidad equivalente de artimañas, bufonadas, villanías, imbecilidades y extravagancias. La noticia es que el wifi es inapagable, el cambio irreversible y todos parecemos habernos mudado a ese lugar donde -dispara, Henry Louis- «el panorama diario de la existencia humana es tan desmesuradamente grosero y absurdo, está tan elevado al máximo amperaje concebible y enriquecido con una audacia y originalidad tan fabulosas que solo un hombre con el diafragma petrificado podría no reír hasta caer dormido cada noche para despertar cada mañana con la expectación ansiosa e incansable de un catequista de la escuela dominical recorriendo los 'peep shows' de París».
EEI
Parches espaciales
Hay fugas en el módulo 'Zvezda' de la Estación Espacial Internacional. Se trata del segmento ruso y sus ocupantes han recibido la orden de trasladarse al sector estadounidense. Se teme la pérdida de presión. Es un serio incidente de seguridad. También es una idea que le habría interesado a Billy Wilder. Interior, noche cósmica: los astronautas rusos siguen el recuento electoral en el módulo estadounidense y, mientras dejan a sus colegas sin palomitas, son los únicos que celebran los resultados.
La Estación Espacial Internacional es un asombroso logro científico y político. Lo mismo nos ha servido para desarrollar los metales amorfos que para la fantasía aquella de tener durante un año a un gemelo Kelly dentro del planeta y al otro fuera. El problema es que lleva veinticinco años en órbita y el espacio castiga mucho. Los rusos tienen fugas y filtraciones que intentan parchear de un modo que desde aquí recuerda a lo que hace usted con las humedades del trastero. Puede que todo termine con los astronautas regresando y la estación cese su actividad antes de 2030, que es la fecha prevista para su cierre y a la que tal vez se podría llegar poniendo en órbita al presentador pelirrojo de 'Bricomanía'.
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