Armonía oriental

Llegan de Corea del Sur imágenes incomprensibles en las que se enfrentan multitudes asombrosamente uniformes. Con sus colores y banderas, queda todo entre Kurosawa y el K-Pop. La política del país es feroz: los presidentes terminan en la cárcel o en el suicidio ritual. Pero no de cualquier modo. La presidenta conservadora que precedió a Yoon era hija del dictador Park Chung-hee y la apodaban la 'Princesa de Hielo'. Acabó presa -y fue indultada- por el llamado 'escándalo de la Rasputina', que tenía que ver con la corrupción y aludía a una confidente suya poderosísima que era hija a su vez de un líder religioso medio espiritista. En España tenemos un presidente que promueve de urgencia leyes en beneficio propio a las que la voz popular da el nombre de su señora. Se trata de un país que avanza según Ayuso hacia la dictadura mientras su capital, que reúne todos los poderes del Estado, refulge como un faro de libertad. Ayer se supo que en el Senado van a interrogar a Jéssica, la joven relación complicada del exministro Ábalos, que es hijo de banderillero y promovió una moción de censura contra el presidente Rajoy, que actuó en 'Jacinto Durante, representante', y contra la corrupción. Sucedió seis años antes de que el propio Ábalos fuese imputado por corrupción. Son raros de verdad, los coreanos.

Cuando se supo que Gotzone Sagardui pasaba a dirigir una clínica privada seis meses después de cesar como consejera de Salud, se montó el escándalo con la baja intensidad que distingue al país y el portavoz parlamentario del PNV sentenció: «Fake news». Dejando a un lado la conveniencia de establecer los límites de la verdad con terminología trumpista, aún estábamos pensando qué sería falso en la noticia cuando nos enteramos de que el 'número tres' de Sagardui ha tardado consecuentemente tres meses en fichar como director médico de una mutua privada con la que Osakidetza tiene convenios. De nuevo se aplica la excepción que pinta como una regla y permite saltarse los dos años de descompresión que la ley le impone al alto cargo. El Departamento de Gobernanza certifica que el ex 'número tres' no tuvo relación directa con su nueva compañía. Es por tanto uno de los casos misteriosos de los que el Gobierno informa a posteriori, cuando no tiene más remedio, para garantizar que todo se hace perfectamente. Que la defensa sea indistinguible del ataque invita a pensar que lo de la transparencia funciona más o menos como el tango: mejor a media luz, crepúsculo interior, qué suave el terciopelo, etc.