Operación Miranda
Alemania enviará tanques a Ucrania y el agente prorruso de las cartas era un jubilado burgalés
El canciller Scholz lo anunció ayer en el Bundestag: Alemania envía tanques Leopard a Ucrania. Al instante, el portavoz del Kremlin Peskov garantizó que los ... blindados alemanes arderán. Y pasó a los detalles técnicos. Lo hizo ayudado por su aspecto de vendedor que en un concesionario de Volgogrado te insiste en que olvides el BMW y pruebes un flamante Moskvitch nacional. Los Leopard están sobrestimados, dijo Peskov. No valen lo que cuestan. A los occidentales nos han timado. Como el alto mando ruso no debe ya hablar entre sí porque cada vez que sacan un móvil hay bajas, el embajador ruso en Alemania aseguró por su parte que el envío de esa chatarra de Leopard es una «agresión extremadamente peligrosa», equiparable a la 'operación Barbarroja'.
Pero ayer, mientras las cancillerías cruzaban declaraciones, la guerra se decidía en un rincón inesperado de Europa como en cualquier novela de Graham Greene. El peligroso miembro supremacista del Movimiento Imperial Ruso que según el 'New York Times' envió a Moncloa y a las embajadas aquellas cartas con pólvora y metralla por orden del Directorio Principal del Alto Estado Mayor ruso fue detenido. Cayó en una capital muy querida por los espías internacionales, Miranda de Ebro, y resultó ser más bien un funcionario jubilado del Ayuntamiento de Vitoria llamado Pompeyo. Parece que sufre alguna suerte de pasión conflictiva y simultánea por las manualidades y por la URSS. Todavía no se sabe si son más misteriosas las intenciones de Pompeyo o la confusión de la inteligencia estadounidense. Puede que la CIA oyese en sus escuchas una receta de morcillas delgadillas y pensase que eran órdenes para una matanza muy cruel del grupo Wagner.
Regresando de la acción sobre el terreno al cuartel general aliado, ayer el Gobierno anunció que España también enviará tanques a Ucrania. Mandó un vídeo la ministra Robles. Sin aclarar cuántos tanques. Ni si serán de los que funcionan. Podemos sí aclaró que están en contra porque creen en el diálogo ese suyo que un año después nadie sabe en qué consiste. No escribiré sobre los tanques españoles. El ministro Albares, nuestro Montgomery, dejó el otro día claro que es mejor no hablar del tema para que no se enteren los rusos. Bien pensado. Sigilo. Qué hará ese aficionado de Scholz explicándolo todo en el Bundestag.
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Francisco
Las leyes
El prestigio progresista del papa Francisco es un misterio de nuestra época. A Bergoglio no se le escucha, se le interpreta. Eso explica que nuestros políticos más avanzados acudan mansos a él en busca de la foto y la legitimidad. Ahora se celebra que Francisco asegure en una entrevista que la homosexualidad no es delito. Como si a continuación no aclarase que es pecado. Y como si no pudiese intuirse si para el Papa de Roma será más importante la ley de los hombres o la de Dios. «Puedo morir mañana, pero vamos, está controlado», dice también Francisco en la entrevista. Por un momento creí que se refería a que tenía controlada la trascendencia, la vida ultraterrena. Y me pareció presumir. Casi abusar. Con esos contactos... Pero no, el Papa solo decía que tiene controlada la salud. O sea, como cualquiera.
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Pyongyang
Doble llave
Hay un brote de algo llamado «mal respiratorio» en Pyongyang. No puede ser covid. Kim Jong-un declaró en agosto que la pandemia había sido vencida. Setenta muertos en una población de más de veinte millones de personas vacunadas a medias. En los meses más duros de la pandemia, Corea del Norte defendía que el covid sencillamente no había llegado al país. Ni un solo caso. Quizá no fuese mentira. Quizá tuvieron la prudencia de ejecutar a quien tosía para que la causa de la muerte no fuese coronavirus sino alta traición. Ahora se ha decretado en Pyongyang un confinamiento de cinco días. Pero no es por el covid. Qué va. Tampoco se sabe cómo, una vez confinado, va a notar el coreano medio la diferencia.
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