El nuevo modelo
Antes de comprobar que el traje nos iba a caer estrecho de sisa y corto de mangas, las autonomías están exigiendo negociar su financiación sin Cataluña. Quizá fuera más fácil para el resto de España, pero seríamos menos españoles y eso no es lo que deseamos algunos nativos. Las autonomías quieren negociar su financiación sin la presencia de una de sus partes, y los líderes regionales del PP y del PSOE reclaman a Rajoy que se haga cargo de todo, por mucho que le pese la carga, porque esperar a que se aclare la situación es como meter una alpargata dentro de una jaula y esperar que cante. El líder del PP tiene previsto abordar antes del verano la renovación del sistema, que ya está oriniento en sus engranajes, pero los independentistas no asistirán a esas conversaciones, porque sólo se hablan con ellos mismos.
La locura etarra se está quedando sin psiquiatras, mientras nos preguntamos sobre la utilidad de los muertos. ¿Dieron su vida por nada? ¿La dieron para que nosotros pudiésemos seguir viviendo? Los balances son siempre apresurados, porque el final de ETA se parece mucho a un armisticio y los muertos siguen callados. Por eso da un cierto asco hablar de perdón, al mismo tiempo que se dice que los crímenes de la banda son imperdonables porque son de lesa humanidad y porque el perdón no existe. Tampoco debe confundirse con el olvido. La buena gente de eso que llamamos 'pueblo' suele decir eso de «yo no soy rencoroso, pero a mí quien me la hace me la paga». Rajoy, que lo prevé todo, menos lo imprevisto, dice que antes del verano se producirá la renovación del sistema, pero los independentistas no asistirán a las conversaciones. No tienen nada que decir, ni que escuchar.