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¿Por qué se movilizanlas mujeres?

¿Por qué se movilizanlas mujeres?

Las masivas protestas contra las sentencias de 'La Manada' y las del 8-M reflejan la necesidad de expresar la solidaridad femenina para ejercer presión social y política

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Lunes, 2 de julio 2018, 00:59

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Es difícil responder a la pregunta que planteo en el título del artículo sin atender a factores y causas plurales: desafección política, sororidad, legitimidad de las movilizaciones, injusticia social, etc. Sin embargo, creo que puedo avanzar en algunas razones si atendemos a los datos de nuestro último Deustobarómetro, presentado el pasado 15 de junio, en el que incluimos una serie de preguntas para indagar y profundizar en el apoyo que estaban recibiendo tanto las movilizaciones convocadas por el movimiento feminista como las de pensionistas. Los datos de este décimo barómetro de la Universidad de Deusto nos permiten profundizar en las razones que explican el apoyo y participación de muchas mujeres en estas concentraciones.

En Euskadi existe un claro apoyo a las manifestaciones como formas de participación social y política. Según nuestros datos, al 88% de las personas entrevistadas le parece bien que la ciudadanía se movilice y proteste contra las medidas que adoptan los gobiernos que dañan sus intereses; además, el 45% cree que la desobediencia civil es una vía legítima para ejercer la participación política y el 68% considera que la movilización ciudadana ayuda al cambio de posicionamiento por parte de la clase política; es decir, reconoce o le otorga a las movilizaciones capacidad de incidencia en la toma de decisiones. Tenemos aquí una primera explicación a nuestra pregunta: existe un claro apoyo a la movilización social como forma de participación política, tanto por su carácter de denuncia como por su efectividad en la promoción del cambio social.

2018 está siendo un año de movilizaciones, de manifestaciones y concentraciones. En suma, está siendo un año en el que se está ocupando el espacio público como una forma de participación política; pero, sobre todo, como una vía de reivindicación, de denuncia y de crítica. Una participación que no es ajena a las formas de participación política en Euskadi, pero que sí tiene una peculiaridad o singularidad: es una participación mucho más plural, diversa e interseccional, cuestión a la que no creo que sea ajena la transversalidad de estas reivindicaciones. El Deustobarómetro de verano recoge que el 32% de las personas encuestadas afirma haber asistido a alguna manifestación de apoyo a las mujeres, lo que es un porcentaje muy alto teniendo en cuenta la participación media en este tipo de concentraciones.

La legitimidad otorgada a las movilizaciones del 8 de marzo de 2018 es muy mayoritaria: el 86% de las mujeres y el 73% de los hombres les otorgan su apoyo. Entre las razones aducidas para explicar la gran participación en las concentraciones del 8-M figura la necesidad de denunciar la violencia machista. Cabe destacar que, entre las mujeres que asistieron a las movilizaciones, se menciona como justificación la necesidad de expresar la solidaridad entre mujeres para ejercer presión social y política. Por tanto, son unas movilizaciones a las que se les otorga valor de denuncia social y política y también expresión de sororidad. Estas dos cuestiones están también tras las movilizaciones y concentraciones que han tenido lugar como consecuencia de las sentencias en el caso de 'La Manada'; primero, cuando se habló de abuso sexual y no de agresión sexual ni de violación; y, segundo, cuando se supo que se otorgaba la libertad provisional a los cinco condenados. Sin duda, hemos asistido a concentraciones con una participación numerosa, espontánea y llena de sororidad y de indignación social y política.

Acudo de nuevo al Deustobarómetro para encontrar algunas respuestas. No podemos pasar por alto que el 64% de ellas cree que la mayoría de las mujeres ha sufrido una agresión sexual en algún momento de su vida y el 84% considera que los tribunales de Justicia no protegen lo suficiente a las mujeres víctimas de agresiones sexuales. Si al descrédito de los tribunales de Justicia en los casos de agresión sexual añadimos el dato de que las agresiones sexuales no son una excepcionalidad, tenemos dos elementos más que explican la respuesta rápida, espontánea, llena de indignación y de sororidad.

Las sentencias del caso de 'La Manada' contradicen el sentir mayoritario y atentan contra lo que se considera justo. Un dato más: para el 90% de la ciudadanía vasca una relación sexual no consentida es siempre una agresión sexual. Con estos datos, casi sería extraño que las sentencias del caso de 'La Manada' no hubieran provocado indignación y movilización social.

Si fraternidad procede de la palabra latina 'frater', hermano, la sororidad se construye a partir de la palabra latina, 'soror', hermana. Esta sororidad, la alianza entre mujeres, la manifestación de la solidaridad de género, se ha puesto de relieve en estas movilizaciones debido fundamentalmente a cuál es la razón de dichas concentraciones: una respuesta judicial a una denuncia por violación múltiple que se considera injusta y machista.

La razón de la movilización afecta a muchas mujeres de forma directa o indirecta. No es casualidad ni anecdótica la expresión que la joven que interpuso la denuncia ha utilizado en una carta hecha pública: «Gracias, hermanas».

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