Borrar

La mesa de nogal

Echo de menos a sabios curtidos, de esos que no necesitan medrar

Viernes, 6 de marzo 2020, 00:06

Comenta

Estaba en el comedor y mi madre insistía en que en el siglo pasado se había construido a mano y no tenía tornillos. De apariencia ... pequeña, se desplegaba y de su interior salían tableros que la hacían tan grande como el abrazo que nos daba ella. Repiquetea en mi memoria la insistencia que mostró en los últimos años para que alguno de los hermanos nos lleváramos la mesa de nogal. Nos hicimos los locos sacando de la chistera una serie de estúpidas justificaciones. Habíamos llenado nuestros pisos de muebles de Ikea, cuyos nombres resultaban tan impronunciables como precisos sus tornillos. Las nuestras eran casas sin sombras, sin historia, propicias para el cambio, el divorcio o el abandono. La prisa que nos imprimía la vida no dejaba lugar a ceras, o caricias, quizás por eso la mesa acabó en mi trastero hasta que hace unos años volví a rescatarla para darle su lugar en mi vida.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo La mesa de nogal

La mesa de nogal