Inadmisible provocación
Editorial ·
El desmán oratorio del portavoz de EH Bildu devolvió al Parlamento vasco y al país en su conjunto a la exasperación que parecía haberse quedado atrásEL CORREO
Jueves, 4 de abril 2019, 23:23
El Parlamento vasco aprobó ayer la ley de reconocimiento y reparación de las víctimas de abusos policiales y otros cometidos en Euskadi entre 1978 y ... 1999, modificando la norma tramitada en 2016, que fue recurrida ante el Tribunal Constitucional por el Gobierno de Mariano Rajoy. Recurso retirado posteriormente por Pedro Sánchez a cambio de que la Cámara de Vitoria modificara su contenido para evitar toda intromisión en las funciones que corresponden a las instancias judiciales. Referirse a «vulneraciones de derechos humanos en el contexto de la violencia política en la comunidad autónoma vasca entre 1978 y 1999» sugiere un recuerdo que puede resultar equívoco sobre el pasado. «Contexto» y «violencia política» no son, probablemente, los términos más acertados para referirse a lo ocurrido. Pero es imprescindible rescatar la memoria y la dignidad de aquellos a quienes se les arrebató la vida, o se vieron afectados en su integridad de manera injusta; y reparar el daño que se les causó. De manera que los límites constitucionales de la acción judicial, en cuanto a la prescripción del delito o a la falta de identificación de los victimarios, no suponga el desamparo absoluto de las víctimas.
La ley aprobada ayer con los votos de los socios de gobierno, PNV y PSE, la abstención de EH Bildu y Elkarrekin Podemos, y la oposición del PP, se verá sometida a partir de ahora a su propia aplicación. Porque será ésta la que dé cuenta de lo justa que acaba siendo y de sus carencias de partida. Una iniciativa de por sí controvertida pero tan necesaria requería ayer un debate franco en una Cámara que representa, además de distintos proyectos de futuro, visiones encontradas sobre el pasado reciente. Pero ocurrió lo peor. El desmán oratorio del portavoz de EH Bildu, Julen Arzuaga, dirigiéndose a representantes sindicales de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que asistían al pleno desde la tribuna de invitados, comparándolos con los nazis y los genocidas. Términos que la presidenta, Bakartxo Tejeria, debió reprobar de inmediato, emplazando a Arzuaga a contenerse en sus expresiones, cuando después anunció que las retirará del acta. Es significativo que, al día siguiente de secundar en el Congreso los decretos-ley del Gobierno Sánchez en aras a un bienestar a compartir, EH Bildu optara por devolver al país a la exasperación que generó con su provocadora actuación en el Parlamento vasco. Dos caras distintas ante una sociedad que creía encaminarse hacia la normalidad; sencillamente porque la izquierda abertzale necesita preservar su lado irreductible y bronco.
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