AFP
Furgón de cola

Grieta perpetua

Argentina ·

Lo que faltaba: los datos del móvil del atacante de Cristina Fernández podrían haberse perdido

Lunes, 5 de septiembre 2022, 01:07

No han pasado tres días y ya parece que la posibilidad de que el ataque del jueves contra Cristina Fernández genere alguna reacción destinada a ... suturar la grieta argentina y no a agrandarla es imposible. Esperarlo es como esperar que el surgimiento de una inesperada y pronunciadísima cuesta abajo sirva para que frene un vehículo sin frenos. La polarización es un juego de ventaja y una inercia suicida. También una constante profecía que para autocumplirse se apresura a esquivar toda posibilidad de acuerdo, algo que implica necesariamente el reconocimiento del rival. «Acá en Argentina no trabajamos este producto», escribía ayer Alejandro Borensztein, columnista humorístico de 'Clarín'. «Somos un país donde un militante de treinta años acusa a otro de su misma edad por los bombardeos en Plaza de Mayo de 1955, cuando no habían nacido ni los padres de estos dos chambones». Ante eso, un lector español piensa que es bonito lo de 'chambón' y que igual le llevamos ventaja al país hermano: nosotros nos acusamos hoy de los bombardeos de 1936.

Publicidad

Sin embargo, pese a los esfuerzos de los peores personajes, en España la infección no llega a cada rincón de la realidad. Todavía. Y con la excepción de Cataluña, donde el 'procés' comenzó rompiendo amistades y terminó con el personal atizándose entre lazos amarillos. En Argentina, en cambio, el enfrentamiento parece total y milimétrico. Por ejemplo: la conspiración es la sal del fanatismo y ayer se supo que los investigadores igual han borrado el teléfono del tipo que intentó el jueves cargarse a la vicepresidenta. Más madera para que los prejuicios de unos y otros queden automáticamente confirmados. Fue un montaje. Fueron ellos. No hay diques para la mentira. Más ejemplos: la defensa de Cristina Fernández ya asegura sin pruebas que el atacante no actuó solo. Y lo acusan de feminicidio porque la vicepresidenta rodeada de guardaespaldas era «una mujer absolutamente indefensa firmando libros». Siguiendo con conspiraciones, Trump dijo ayer en un mitin que Biden es un peligro y la justicia una parodia en manos de los medios. De las cloacas no dijo nada. Aunque amenazó con una reacción del pueblo (¡el pueblo!) «como nadie ha visto nunca». Cómo me suena, che. Cómo me suena.

GAS

Sol y facturas

A Dimitri Peskov, portavoz del Kremlin y candidato perfecto a aparecer con una camisa de flores en un cuento neoyorquino de Dovlátov, hay que reconocerle el sentido del humor. Lo tiene enrevesado y torvo, pero constante. Ayer, después de que Rusia cerrase el grifo del Nord Stream, dijo que la culpa de todo la tienen los políticos europeos, que «están obligando a sus ciudadanos a morir de derrames cerebrales cuando ven las facturas de la luz». Luego Peskov anunció que la situación empeorará con el frío. Se entiende que los europeos pasarán a morir por congelación. Y por la democracia, Peskov. Por la democracia. Nuestros principios son firmes y nuestra unidad innegociable. Aunque en la República Checa hubo el sábado protestas que pedían la alianza energética con Rusia. Y ayer Salvini cuestionó en Italia las sanciones contra Putin. Lo he mirado y el fin de semana hizo solazo en Praga. Y en Roma. Aún estamos en verano.

EA

Bolero

A veces los grupos se separan mal y, en lugar de desaparecer, se multiplican por partenogénesis. De ese modo, vas a ver a Los Panchos y no son Los Panchos propiamente dichos. O te recuerda más a Mocedades el grupo formado por los de Mocedades que no se llama Mocedades. Lo mismo pasa con Eusko Alkartasuna. El partido se ha dividido y se disputa la legitimidad en los juzgados. Lo original es que Garaikoetxea, el fundador, no está con la oficialidad, sino con la disidencia. Tenían temas Los Panchos de amor enrevesado. Pues les gana EA.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad