Las grandes batallas

La otra gran batalla la siguen librando las cadenas que aspiran a ser referentes informativos. Ahí el Rey de la Noche continúa siendo Ferreras, que no hay quien le tosa en las coberturas electorales que dirige. El domingo volvió a demostrar su poderío, consiguiendo que 4 millones de espectadores eligiesen La Sexta para enterarse de qué ocurría con Jon Snow y los Caminantes Blancos, perdón, con Pedro Sánchez y VOX, quise decir. Los especiales del resto de emisoras se quedaron muy lejos. TVE obtuvo una honrosa segunda plaza y Telecinco ocupó la tercera. El caso de esta última es curioso. Se apuntó a la información política pese a que la tiene abandonada últimamente en su parrilla y postergó a la medianoche el debate que sus seguidores esperaban, el de 'Supervivientes'. En cuanto comenzaron las andanzas de Isabel Pantoja-Lannister la audiencia no dudó en cruzar el mar Angosto para encontrarse con ella.

Pero la verdadera Gran Batalla -con mayúsculas- nos la tenía reservada 'Juego de Tronos' con su esperado tercer capítulo que al fin vio la luz. Lo de ver la luz es un decir porque fue uno de los episodios más oscuros que se recuerdan. Ojo, que vienen espoilers, continúen leyendo bajo su responsabilidad. La contienda en Invernalia fue desasosegante y la serie planteó el ejercicio de colocar al espectador en la tesitura de los integrantes del ejército reunido en el Norte: en todo momento en tensión por no distinguir muy bien lo que ocurría y de lo que eran capaces de hacer aquellas criaturas. Fue una entrega notable que nos mostró la posibilidad de una nueva reina, esa Arya que no deja de crecer.