Las llamamos enfermedades desatendidas u olvidadas, pero no son desconocidas: lepra, rabia, leishmaniasis, mordeduras de serpiente o dengue
Fran Bartolomé
Responsable de Enfermedades Tropicales y Olvidadas de Médicos Sin Fronteras
Viernes, 23 de junio 2023, 11:17
Las dos décadas que la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi) lleva trabajando para el desarrollo de tratamientos eficaces, accesibles y seguros para las personas más vulnerables que padecen enfermedades tropicales desatendidas (ETD) fueron reconocidas el jueves 2 de junio con el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional. La Iniciativa fue creada e impulsada por Médicos Sin Fronteras (MSF), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones de investigación, tras ser testigos de cómo miles de personas sufrían (y sufren) las consecuencias de enfermedades que la industria farmacéutica ignora y para las que apenas invierte. Se trata de enfermedades que afectan sobre todo a personas con pocos recursos y sin acceso a la salud. Enfermedades que se dan (aunque no exclusivamente) en zonas tropicales y que conllevan una importante carga de discapacidad, estigma, y discriminación. Y en no pocos casos, la muerte.
Las llamamos enfermedades desatendidas u olvidadas, pero no son desconocidas: lepra, rabia, leishmaniasis, mordeduras de serpiente o dengue. En total, hay veinte ETD, pero tras ellas hay miles de personas. A este listado, se sumará próximamente la terrible enfermedad de noma. Esta afecta principalmente a niños menores de siete años que viven en la pobreza. Comienza con una infección que inflama las encías y puede tratarse fácilmente con antibióticos. Sin embargo, si no se trata, se propaga rápidamente y en solo unos días corroe tejidos y huesos. Se estima que hasta el 90% de las personas infectadas mueren en las dos primeras semanas. Su inclusión en este listado ayudará a visibilizarla y a una potencial financiación para su remedio.
Llama la atención la limitada inversión en investigación y desarrollo de alternativas diagnósticas y terapéuticas para un grupo de enfermedades que puede afectar a más de la sexta parte de la población mundial. Vivimos en un mundo global, con un entorno cambiante debido a las migraciones o al clima, entre otras causas, donde los problemas de una comunidad son los de todas o así debería ser.
El Princesa de Asturias debe servir para invertir en investigación y crear conciencia
Este galardón, tiene una doble transcendencia, no solo porque reconoce la extraordinaria labor de la DNDi, sino también porque da una muy necesaria visibilidad a las ETD. Gracias a esta Iniciativa se han investigado y desarrollado nuevos fármacos. Pero no son solo los fármacos en sí. Sino también que sean menos tóxicos, más eficaces, que puedan administrarse oralmente, que se adapten a la edad del paciente, que puedan suministrarse en periodo de gestación, que no sea necesaria la cadena de frío para su conservación, que las dosis sean menores, que su administración no requiera que los pacientes se desplacen a hospitales y evitar así que se separen de sus familias, y un largo etcétera de buenos motivos para invertir en la lucha contra las ETD.
Tenemos muchos desafíos por delante. Si queremos cumplir con la hoja de ruta de la OMS y los objetivos de desarrollo sostenible, debemos monitorizar la financiación de las ETD y priorizar aquellas infrafinanciadas, por ejemplo, las mordeduras de serpiente o el micetoma.
La pandemia y la reorientación de los esfuerzos hacia la covid-19, nos ha dejado con problemas tanto en el suministro como en la investigación de métodos diagnósticos como las pruebas rápidas, tan necesarias. Es preciso que se vuelva a trabajar en colaboración con los distintos actores para evitar el desabastecimiento y seguir investigando en test fiables y aptos para las condiciones de temperatura y humedad de los lugares donde trabajamos. Aunque hay enfermedades como la leishmaniasis o la enfermedad de sueño que suponen pruebas muy invasivas como la punción lumbar o del bazo, y precisan personal especializado, muy poca financiación se dirige a la producción de estos test, sin los cuales todo es mucho más difícil.
En mayor o menor medida, alguna de las ETD está en proceso de eliminación gracias a los programas de control. Sin embargo, otras como la leishmaniasis o las mordeduras de serpiente, deben integrarse en los servicios de salud. Esto es particularmente complicado en contextos de crisis humanitarias. Es necesario formar al personal sanitario y dotarlo de recursos para que pueda dar respuesta a estos problemas, y diagnosticar y tratar estas enfermedades de forma rutinaria.
Pensamos que todos estos pasos deben estar liderados desde las instituciones de los países más afectados, y apoyados por los países que tienen más recursos para ello. Es fundamental trabajar en colaboración, incluyendo la esfera pública y privada, sin estar guiados únicamente por el rendimiento económico. Estas colaboraciones deben buscar la sostenibilidad y las decisiones estar siempre basadas en la mejor evidencia científica disponible.
Esperemos que este galardón nos sirva para adquirir conciencia, y nos invite a involucrarnos, innovar y emprender para invertir en investigación y desarrollo de pruebas diagnósticas y medicinas que funcionen, adaptadas al contexto y las necesidades de los pacientes.
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