Por favor, con condiciones
Queremos tener de una vez un país serio, empezando por los de arriba
El miércoles se instauraba en España el luto oficial por las víctimas de la pandemia del Covid-19. La cifra ha oscilado como un péndulo ... indecente; pero, después de siete maneras de contarlas, el saldo es estremecedor e inconcebible, y la pena que dicen suya es nuestra. Tras el minuto de silencio, los escasos representantes de la voluntad de los ciudadanos que están en activo tomaron asiento en el sagrado foro parlamentario para descuartizarse a dentelladas y dar por finalizada no solo la pandemia, sino lo que nos quedaba de confianza en ellos.
El ministro Marlaska, que tantas veces había salvado los muebles de este Gobierno, salía el día anterior a anunciar la equiparación de sueldos de la Guardia Civil y la Policía Nacional, al tiempo que mencionaba una simple reconversión de plantilla. La casualidad no forma parte de la política y no conoceremos la verdad, caiga su peso hacía un lado u otro, pero dejar a un país a la deriva de las pseudoinformaciones debería al menos ruborizar a nuestros políticos. Que ha habido decisiones políticas equivocadas, es del todo comprensible; que se pidan responsabilidades penales es un derecho; que se pueda aplicar el dolo simplemente por negligencia debería ser un alivio si se confiara en la independencia del Poder Judicial.
Como en la canción de John Lennon 'Imagine', fantaseo con que quienes inicien la carrera política lo hagan por vocación de buscar el bien común, que cuenten con el acierto y el error, y con la libertad de elegir al mejor para asesorarles. Mi fantasía se extiende hasta imaginar un portavoz gubernamental al que se le entienda lo que dice. No parece mucho, pero resulta, legislatura tras legislatura, inalcanzable y mi confianza se limita a los sueños.
Como a Humphrey Bogart le quedaba París en 'Casablanca', yo confío aún en Europa y en esos cientos de millones que van a darnos para restaurar nuestra dignidad. Espero que lo hagan pidiendo algo a cambio; algo que los ciudadanos deseamos y no hay manera de conseguirlo. Les ruego, suplico y pido que se revisen las condiciones administrativas de los políticos españoles y los chiringuitos de su alrededor, sus calendarios de trabajo, viviendas palaciegas, residencias de verano, Falcon, dietas, coches, guardaespaldas, camionetas de la Guardia Civil frente a domicilios, exenciones fiscales, su formación, secretarias, despachos, remodelaciones. No queremos cesta en Navidad para que los alemanes nos lo echen en cara con toda la razón, lo que queremos es tener de una vez un país serio, empezando por los de arriba.
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