Una estrella emergente
La mirada ·
Alexandria Ocasio-Cortez es una esperanza para América«Sí se puede». Lo dice Alexandria Ocasio-Cortez, congresista demócrata de Estados Unidos. Las estrellas emergentes demuestran que el mundo sigue su curso a ... pesar de los pesares. Las apariciones de nuevas caras en la esfera de la política mundial despiertan la esperanza que todos llevamos sepultada bajo las decepciones de los que fueron estrellas y se convirtieron en brasas de un fuego incapaz. Como el investigador privado de una novela, hacemos el seguimiento periodístico del personaje que toma la voz para vigilar su evolución, la resistencia que ofrece, la elasticidad que exhibe.
Ella, Alexandria, nació en Nueva York, hija de una puertorriqueña y de un americano residente en el Bronx. Tiene un satinado color caramelo en la piel, los ojos negros como su pelo y el esfuerzo metido en sus venas con la avidez de una generación necesitada de justicia social e integración racial. A sus 30 años es lo que se llama en términos definitorios políticos una mujer racializada y se coló en las primarias de Nueva York hace un par de años, venciendo a un peso pesado del Partido Demócrata. Está preparada, es elocuente, precisa, da gusto verla y es trabajadora.
Fui a su currículum y vi que se había costeado sus estudios universitarios de Economía y Relaciones Internacionales alternándolos con esos trabajos precarios de camarera con que lo hacen los jóvenes que quieren llegar a algún lado. Estados Unidos, ese país convulsionado, poderoso, sorprendente y comandado por alguien con las mismas características y algunas más impronunciables, muestra signos de necesidad de líderes que incomoden el camino de los que están acostumbrados a recorrerlo. Los moderados demócratas no supieron, en su momento, contener la voracidad republicana de Donald Trump. El partido estaba copado por figuras venerables que se sintieron frágiles ante el imponente combate de un populista dispuesto a no respetar las normas del juego, y los jóvenes de esa izquierda, casi inexistente, empezaron a posicionarse.
En 2016, Alexandria, la estrella emergente del firmamento neoyorquino, entró en la política participando como voluntaria en la campaña política de Bernie Sanders, en el sector del Bronx, durante las primarias demócratas que perdió con Clinton. Más tarde se uniría a los activistas de Standing Rock para protestar por el oleoducto que tenía previsto atravesar las comunidades indígenas. Después, la victoria de Donald Trump le proporcionó el empujón necesario para presentarse a un cargo en la Administración, para posteriormente, en 2017, ser candidata a las primarias de Nueva York. Entrevistada por los medios más reconocidos de su ciudad, ha aparecido en 'Vanity Fair', cerca de un cuadro enmarcado en una pared de su despacho en el que dice «Sí se puede». Durante una entrevista para 'New York Magazine' dijo: «Nunca me imaginé presentándome a un cargo por mi cuenta (...). Descartaba esa posibilidad porque sentía que ya se me había descartado. Sentía que la única manera de presentarme a un cargo público era teniendo acceso a la riqueza, a la influencia social, y yo no tenía nada de eso».
Habla en español, lo reivindica, y en una entrevista en la que explica su inquietud por la educación, la sanidad y la integración del inmigrante se le mezclan sus conceptos lingüísticos aprendidos y dice que el español es su «link» y el de todos los jóvenes segundas y terceras emigraciones que son estadounidenses indocumentados. Casi un 70% de los fondos de su campaña fueron donaciones de menos de doscientos dólares y ha manifestado su desconfianza por las donaciones de las grandes corporaciones. Trump la ha llamado loca en Twitter y ella sonríe y comenta educadamente que le habría extrañado que estuviera de acuerdo con ella.
Las primarias demócratas se celebraron este martes. Todos esperaban los resultados para saber si medirse con Michelle Caruso-Cabrera, una periodista de 53 años y excorresponsal internacional de la cadena de televisión CNBC, escritora de varios libros y que gozaba del apoyo financiero de millonarios de Wall Street tales como Stephen Schwartzman, fundador de Blackstone, o David Solomon, PDG de Goldman Sachs, iba a apagar su brillo, pero aun desconociendo los porcentajes Alexandria se ha asegurado su segundo mandato en el Congreso. Tiene 30 años y su meteórica carrera está sostenida por su liderazgo en el distrito 14 del Congreso de Nueva York, que incluye partes del Bronx y Queens, un distrito latino y de color. América tiene mucho que decir, a pesar del Twitter.
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