arios migrantes en un polideportivo. EP

LA ENTREGA

Sábado, 14 de julio 2018

La solución que hemos encontrado para que no vengan más inmigrantes es impedir que salgan de sus países. El Centro Nacional de Inteligencia se ve obligado a pagar a los dueños de los cayucos para que no viajen, aunque viajar ilustra mucho. También es formativo quedarse en casa leyendo, a condición de saltarse algunas páginas para impedir ciertos rubores. Bajo el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero se intentó lo mismo y el resultado está a la vista de todos, excepto los que no quieren verlo. España se ha comprometido a subir los impuestos en 5.000 millones, con nuevas tasas y aumentos fiscales. Cada día oiremos más de la 'tasa Google', el tributo a la banca y la subida del diésel. Se trata de calentar el deshielo o de sustituir el frío por otro que caliente algo más mientras España paga sus deudas.

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Las encuestas, que a veces son el eco antes que la voz, acusan al presidente de ser demasiado amable con los separatistas catalanes, pero otros creen que su actitud es la adecuada. Los verdaderos amigos del Gobierno somos los que alabamos las virtudes que no tiene. Nos llaman escépticos porque dudamos incluso si esa palabra se escribe así o lleva un hacha intercalada como sospechó Ramón Gómez de la Serna. La política emprendida por el Gobierno de Pedro Sánchez también desemboca en un empate, ya que el 45% ve bien el traslado de presos a Cataluña y la otra mitad no quiere ni verlos, ni de cerca ni de lejos. Los fiscales respaldan a Llarena. No aceptan la entrega de Puigdemont. Tampoco él está conforme.

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