Encrucijada laboral
Editorial ·
El Gobierno no tiene más remedio que prescindir de alguien con el que ha contado hasta ahora para sacar adelante la reformael correo
Jueves, 20 de enero 2022, 00:03
El Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos parece abocado a retratarse de nuevo ante las dificultades que encuentra para asegurar la convalidación en el Congreso, ... el 3 de febrero, de la reforma laboral pactada con las organizaciones empresariales y los sindicatos CC OO y UGT. A la resistencia de ERC, EH Bildu y en menor medida del PNV a facilitar la aprobación del texto surgido del diálogo social se le contrapone la disposición mostrada por Ciudadanos a salvarlo si no se modifica su contenido. Ello obligaría al Ejecutivo de Pedro Sánchez a decantarse entre mantener el compromiso con la CEOE, gracias al apoyo de los nueve diputados que lidera Inés Arrimadas y otros, a costa de perder el favor de los grupos nacionalistas en esta tramitación legislativa o preservar a todo trance la mayoría de la investidura siempre que CC OO y UGT estén de acuerdo con los eventuales cambios en el documento inicial.
El frontal rechazo de ELA y LAB a la reforma laboral, contra la que se manifestarán el día 30, hace prácticamente imposible que EH Bildu vote a favor. Del mismo modo, el propósito de ERC de dejar su impronta en ella situándose a la izquierda de la izquierda y sus reproches al Gobierno -amplificados ayer por Gabriel Rufián- por haber incumplido su palabra de derogarla no parecen compatibles con la posición de la patronal. De modo que el Ejecutivo, y sobre todo su parte socialista, no tiene más remedio que prescindir de alguien con el que ha contado hasta ahora. Puede hacerlo de la CEOE con la esperanza de que no se enoje en exceso con los fondos europeos por medio y de que Bruselas acepte un acuerdo sin los empresarios. O de la izquierda independentista en la confianza de que ERC y EH Bildu necesitan de Sánchez tanto como lo que el presidente requiere de su concurso en esta legislatura y en la próxima.
Es más que probable que la encrucijada se decante en el último minuto de la tramitación en el Congreso. La demanda del PNV para apuntalar un marco propio de relaciones laborales mediante la prevalencia de los convenios vascos sobre los nacionales se enfrenta a la paradoja de que la mayoría sindical en Euskadi -ELA y LAB- rehúye el diálogo social del que parte la reforma y que esta busca institucionalizar. Mientras, la patronal Confebask cree garantizada la pretensión jeltzale, sin necesidad de retocar el texto, con el acuerdo interprofesional firmado en 2017 con las cuatro principales centrales vascas.
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