La Ría suena muy bien
El exitoso concierto sobre un escenario flotante emplaza a Bilbao a buscar nuevos usos a un Nervión que debe ampliar su regeneración
Bilbao superó ayer con nota una insólita prueba de fuego: la celebración de un concierto multitudinario con la Ría de protagonista. Las actuaciones gratuitas de ... Iñigo Etxezarreta de ETS, Amaia al piano y Arde Bogotá sobre un escenario flotante a la altura del Arenal ampliaron la nómina de nuevos usos del Nervión, incorporado al ocio de una ciudad con una acreditada capacidad para organizar grandes eventos. Pese al calor, las limitaciones visuales -compensadas con pantallas gigantes en ambas orillas- y el reto acústico, el éxito con el que se cerró un espectáculo tan innovador en su puesta en escena debe ser un aliciente para aprovechar las potencialidades de una ría que no solo suena muy bien, sino que puede ofrecer mucho más.
Una «bendita bilbainada», en palabras del cantante de Arde Bogotá, que demuestra la versatilidad de la nueva Gran Vía fluvial. Y que reitera el tirón de la música en directo como estandarte de la cultura popular. Es una seña de identidad para una capital que combina los grandes festivales internacionales con una dinámica escena de salas. El 'BBK ría' de ayer fue un interesante prolegómeno para la Aste Nagusia, cuya oferta musical necesita un revulsivo para mantener su condición de cabeza de cartel frente al empuje de los programas de otros municipios en fiestas.
El Nervión siempre ha desempeñado un papel central en la historia de una ciudad que fue puerto antes que villa. Hace apenas 25 años, con el Guggenheim ya puesto en pie en una de sus antiguas riberas portuarias, la ría comenzaba a sacudirse la pesada herencia de la industrialización y del salvaje desarrollo urbanístico que la había llevado a una situación límite, ahogada en la trastienda urbana. Impulsada por el Plan Integral de Saneamiento del Gran Bilbao, la vida se recuperaba entonces en el Nervión gracias a una progresiva oxigenación de las aguas que trajo consigo una espectacular regeneración de su fauna, desde peces, a crustáceos, moluscos y aves acuáticas. La mejora del cauce fluvial ha permitido extender la rehabilitación a otros tramos de ambas márgenes hasta llegar a El Abra, aunque sería deseable un diagnóstico compartido por todas las localidades ribereñas sobre las interesantes potencialidades que ofrecen sus numerosos espacios en desuso cuando no en ruina. En favor de esa misma visión metropolitana, también resultaría conveniente que se ampliara la recuperación medioambiental a los afluentes, fuente de oportunidades en letargo y hoy un riesgo ecológico.
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