Orgullo de Bilbao en su aniversario

Bilbao está de aniversario y esa parece una buena ocasión para reflexionar sobre el momento que vive la ciudad y el rumbo que puede o ... debería tomar. Una oportunidad para examinar sus logros, fortalezas, capacidades... Pero seguramente ninguno de estos hitos es tan poderoso como el carácter que define la villa, fundada hace 725 años. Una seña de identidad que le ha acompañado en los mejores y peores momentos de su historia, y que no es otra que el orgullo. Orgullo de ser de Bilbao, de sentirse identificado con el botxo con independencia del lugar de origen. De declararse orgulloso de una capital quizá con demasiados defectos aún, pero que presume de cada uno de sus rincones, seguramente con razón. Aunque estén en barrios altos, en apariencia alejados de la ebullición del centro, pero lugar de encuentro de los otros 'bilbaos' que dan al conjunto una personalidad plural proyectada al mundo. Del encanto de un pueblo al brillo de vanguardia, todo ese tirón se condensa en una ciudad abierta, pero defensora de sus tradiciones. Y, sobre todo, capaz de unirse cuando vienen mal dadas. De remangarse todos a una para sacarla adelante, por mucho barro que la inunde.

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