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El reciente informe de la Agencia Vasca del Agua (URA) que detecta más de 700 equipamientos construidos en zonas inundables de Euskadi recuerda la importancia ... de mejorar la prevención para aplacar eventuales crecidas en nuestras cuencas. Las orillas fluviales marcadas en rojo albergan una variada tipología de recintos, algo impensable hoy con las lógicas restricciones vigentes: residencias, colegios, instalaciones deportivas, hospitales, empresas, parques, comisarías... El problema no solo es el peligro al que se exponen, sino que no se evitó su construcción. URA, dependiente del Gobierno vasco, invertirá 128 millones en cinco años para frenar las riadas en una comunidad con 80.000 habitantes en terrenos expuestos a un desastre y que periódicamente se ven sobresaltados por los desbordamientos de ríos como el Zadorra, el Cadagua o el Oria. El control debería ser cada vez más exigente por el impacto del cambio climático y la mala herencia recibida en la etapa desarrollista del País Vasco, promovida en ocasiones sin la más mínima planificación. Sus consecuencias afloran ahora con la proliferación de zonas de riesgo que hay que corregir y la destrucción de parajes naturales.
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