La Formación Profesional vasca ha aumentado sus alumnos más de un 66% en lo que va de siglo; un crecimiento al que hay que sumar ... el previsto para el próximo curso, en el que rondará los 53.000. Un récord que es reflejo del éxito de un modelo pegado a las cambiantes necesidades del tejido productivo, que ha ganado prestigio social y cuenta con el atractivo de una muy elevada inserción laboral. Sirve de ejemplo que nueve de cada diez matriculados en los ciclos superiores encuentran trabajo en los seis meses siguientes a finalizar sus estudios. Euskadi se ha convertido en un referente en este ámbito tras ser pionera en la implantación del sistema dual, que combina las enseñanzas teóricas con prácticas remuneradas en empresas y ha inspirado la reforma de la FP a punto de ser aplicada en toda España, en la que se extenderá a buena parte de los grados.
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El espectacular auge de esta red, tenida durante largo tiempo como la 'hermana pobre' de la educación, ha sido posible gracias a una permanente innovación para adecuar al máximo la demanda de mano de obra a la oferta formativa ofrecida. La estrecha colaboración entre las instituciones, los centros de enseñanza y las compañías, dentro de una estrategia de país cuyos frutos han merecido un amplio reconocimiento, se ha traducido en la capacitación del perfil de profesionales que precisa el mercado para afrontar tanto el relevo generacional como una acelerada digitalización de los procesos. El peso de la industria en la economía vasca explica esa decidida apuesta por la FP, que ha diseñado itinerarios académicos más inclusivos e intensificará la presencia de los alumnos en las empresas. Más de 20.000 firmas van a participar activamente en Euskadi en la formación dual, que permite a los estudiantes poner en práctica sus conocimientos a la vez que adquieren nuevas habilidades, y a las compañías, formar a especialistas acordes a sus necesidades.
Los reveladores datos de la FP no permiten obviar dos asignaturas pendientes: una mejora de la orientación para impedir, como sucede ahora, que algunas de las ramas con índices de colocación más altos y salarios más elevados sigan sin completar las plazas disponibles, y la escasa presencia femenina en los ciclos más vinculados a la industria, que tiene más que ver con estereotipos del pasado con un fuerte arraigo aún que con la realidad de un sector en la que imperan la alta tecnología y la bata blanca.
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