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Es tan oportuno como revelador que el lehendakari hiciera ayer hincapié en la necesidad de «mejorar los resultados» de la enseñanza en el primer inicio ... de curso escolar bajo su mandato. Un objetivo que no admite discusión a la vista de los decepcionantes datos en competencias clave que han arrojado las recientes evaluaciones de diagnóstico elaboradas por el Gobierno vasco y el último Informe Pisa. El énfasis que puso Imanol Pradales en movilizar esfuerzos para que el sistema alcance «la máxima calidad», una tarea que debe implicar a toda la comunidad educativa -incluidas las familias-, es consecuente con unas carencias cubiertas en los últimos años bajo el manto de mensajes autocomplacientes, pero que es ineludible abordar cuanto antes. Entre otras razones, porque estamos hablando de la base del progreso de una sociedad, como bien destacó él mismo.
El tono exigente de sus palabras suena a novedoso. Habrá que ver cómo se plasma a lo largo de la legislatura en el desarrollo de la nueva Ley de Educación, que tiene un amplio margen interpretativo, y en otras decisiones. El sistemático retraso de los alumnos de Euskadi en la adquisición de conocimientos y habilidades respecto a los de otras comunidades, a pesar de que el gasto 'per cápita' figura a la cabeza de España, constituye una anomalía con la que urge acabar y que no tiene el protagonismo que merece en el debate político. El curso académico comienza con 3.090 estudiantes menos en las aulas -especialmente, en Infantil y Primaria- por el desplome de la natalidad. En ese contexto, el aumento de la plantilla en 756 profesores a tiempo completo en la red pública -el segundo consecutivo- brinda una magnífica oportunidad para una enseñanza más personalizada y con mayores estándares de calidad. La nítida y persistente hegemonía del modelo D, que concentra el 70% de las matriculaciones, choca con el escaso dominio del euskera con el que llega la mayoría del alumnado a la recta final de la enseñanza obligatoria; un problema con graves consecuencias académicas al tratarse de la lengua preponderante en la impartición de las asignaturas.
Pocas prioridades más relevantes puede tener un país que la de facilitar una óptima formación a sus nuevas generaciones. Su futuro depende del éxito en ese empeño. Euskadi habrá de aprobar esa asignatura si no quiere quedarse atrás en un mundo globalizado y extremadamente competitivo.
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