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Las señales de fortaleza emitidas por la economía vasca en el arranque del año invitan a un cierto optimismo. Así lo demuestran el repunte de ... la industria, un crecimiento del PIB del 2% con respecto al mismo período de 2024 y una recaudación fiscal al alza, con 400 millones más en las haciendas hasta marzo. Pero también exigen la máxima cautela en la lectura de un diagnóstico incompleto. Los datos del Eustat no han incorporado aún los efectos de la guerra comercial. Un impacto que en el caso de Euskadi tendrá fuertes repercusiones en las exportaciones y en sectores como la automoción, en la diana de la ofensiva arancelaria. La nueva oleada de cifras, prevista para el 6 de junio, concretará el alcance de los daños. Otros hitos del inicio de 2025 son el tirón del turismo, que destaca por su dinamismo y capacidad de dar empleo, y el acceso de trabajadores extranjeros al mercado laboral vasco. Ya suponen uno de cada diez, con la hostelería como principal destino de ocupación. En un contexto internacional de incertidumbre y crisis, el País Vasco resiste pero debe prevenirse. La radiografía confirma su enfriamiento económico en comparación con el pujante PIB del conjunto de España.
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