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Democracia entre agraviados

José Ignacio Calleja

Profesor de Moral Social Cristiana

Lunes, 10 de febrero 2020, 01:07

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Lo que les digo de inicio ya no es una impresión, sino un hecho. La convivencia social española se enreda por momentos en todos sus ... grupos y expresiones. Es igual que mires a la estructura general del Estado que a otra más próxima como la escuela, que observes a los partidos políticos o que lo hagas a las iglesias, que te fijes en los medios o atiendas a la memoria de las víctimas de ayer y de hoy, el enredo es monumental. Todo discurre entre imanes que atrapan en un sentido u otro lo que pasa por delante. Es como un territorio de zarzas en el que es inevitable que salgas malherido. Las razones que lo explican apuntan en dos direcciones. Una: la salida en falso de la crisis económica y cultural del 2008, y el reguero de precarios que permite reconocer todavía y para siempre su código genético: economicidio globalizado. Y otra: sin agrandar tanto el plano, la que apunta a aquel lejano 1978 en que hubo que transigir entre tantos y sobre tantas cosas, y del que me siento bastante orgulloso. Respeto las valoraciones contrarias a la mía, pero la mantengo. Y, en consecuencia, me pregunto: ¿tantos son los agravios? ¿Es tan inviable recuperar la actitud de pacto entre los ciudadanos y sus pueblos, cuando hoy sería más fácil forzar las posiciones blindadas de las élites del viejo Estado?

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