Un curso más normalizado
- EDITORIAL - ·
El regreso a las clases presenciales en septiembre no excluye una optimización planificada de la enseñanza 'online'El correo
Viernes, 5 de junio 2020, 00:01
Encarrilado el fin del curso escolar tras una sucesión de improvisaciones y una indeseable tensión, el Gobierno vasco prepara el arranque del próximo bajo la ... premisa de que los progresos en el control del Covid-19 permitirán el regreso a las aulas en septiembre en unas condiciones de relativa normalidad. A la vista de la favorable evolución epidemiológica y de las estimaciones de los expertos sanitarios, no parece aventurado pronosticar que en esas fechas será posible reanudar las clases presenciales en todas las etapas con estrictas medidas para prevenir contagios, como ha previsto el Departamento de Educación. Es necesario que los criterios que regirán el funcionamiento de los colegios para proteger la salud de alumnos y profesores sean compartidos por todos los agentes implicados y, en su caso, sujetos a eventuales mejoras consensuadas a fin de garantizar los máximos niveles de seguridad y, a la vez, evitar controversias paralizantes como las que se han producido en las últimas semanas.
La enseñanza impartida en los propios centros no es sustituible sin una merma de la enriquecedora experiencia que conlleva. No tanto en la impartición de los contenidos como en la relación directa entre docentes y estudiantes, y en los flujos personales que contribuyen al aprendizaje. La seria amenaza que, mientras no exista una vacuna ni un tratamiento específico, representa un hipotético rebrote del coronavirus obliga a disponer de planes alternativos. La educación 'online' ha demostrado sus potencialidades a raíz de su forzada implantación en marzo a causa del generalizado cierre de colegios por la pandemia. Pero sus resultados han sido desiguales.
Si su empleo fue entonces una improvisada necesidad, extendida durante más tiempo del esperado, la posibilidad cierta de que haya que recurrir a ella de una forma estable obliga a una detallada planificación. Ello implica un adiestramiento del profesorado en esta herramienta, la disposición de los materiales específicos para optimizar su uso y, por supuesto, la provisión de equipos suficientes para impedir que las carencias tecnológicas o económicas ensanchen la brecha escolar de los alumnos. La compra de 20.000 ordenadores por parte del Gobierno vasco debiera alejar ese riesgo. La irrupción del virus pilló desprevenidas a las instituciones y a los centros. Una vez aprendida la lección, el sector tendría que estar preparado para superar con nota una situación similar.
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