Copa moral
Furgón de cola ·
La FIFA nos entrega la pura transacción envuelta con chatarra moralizanteComienza a jugarse a fútbol en Qatar y hay quien piensa que el espectáculo tapará el escándalo. No estoy seguro. Antes o después, habrá lío. ... Quizá por el lado de la protesta. Quizá por el de la represión. Tengo mucha confianza en que el emirato haya subestimado el virtuosismo para la desviación moral de algunas hinchadas y de algunos periodistas desplazados. En cuanto al espectáculo, no dispone de regates, lloros o peinados Neymar que resulten más extraordinarios que el cinismo de la FIFA. En términos de espectacularidad nada es comparable a ese cinismo. La rueda de prensa que dio el sábado Gianni Infantino pudo narrarla al borde del infarto Víctor Hugo Morales: «Se pone sentimental Infantino, dice que le acosaron, que se siente árabe, inmigrante, discapacitado. Toca para el director de comunicación, que dice que es gay… ¡Genio, Infantino! Sacó del armario al escocés. Frunce el ceño, Infantino. Rebosa dolor, agravio, decencia. Habla despacio. Le dice a Europa que pida perdón. ¡Por los últimos tres mil años! ¡Habla de hipocresía, Infantino! ¡Gianni, Gianni, Gianni! ¡Fariseo cósmico! Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta… ¿De qué bóveda secreta de un banco suizo viniste?»Como siempre, el discurso es insoportable. La chatarra moralizante envolviendo la pura transacción. Para entender cómo funciona la misión fraternal de la FIFA y el poder pacificador del Mundial, solo hay que recordar que el anterior se jugó en Rusia. Recordar que nosotros jugamos la Supercopa en Arabia Saudí, y que Qatar es Holanda comparado con Arabia Saudí, basta para frenar los ataques de dignidad. El fútbol de élite genera millones e hipocresía. A chorros. Si hasta Mateu Lahoz se arrodilló en la Eurocopa luchando contra el racismo. ¿Qué gesto hará ese hombre carismático al pisar ahora campos construidos por esclavos de Bangladesh y Nepal? Pero no quiero ser injusto. Puede que los amos del fútbol no actúen solo por dinero. Puede que lo hagan también por venganza. Venganza capilar. El presidente Infantino reveló el sábado que él fue una vez pelirrojo. Y nuestro presidente Rubiales reveló en su día que a él le llamaban 'Rubi' por la melena rubia. Hay un patrón ahí. Antes o después se jugará un Mundial en Turquía. Por motivos humanitarios: afianzarle a Erdogan el sultanato y asistir al renacimiento del folículo en las cabezas rectoras del fútbol mundial.
Clima
El ritmo
Afrontamos de un modo extraño las cumbres climáticas. La inauguración concita la urgencia y el volumen de la víspera del Apocalipsis. Pero el énfasis queda pronto aplastado por la complejidad de las negociaciones y el ritmo desesperante de la diplomacia global. Al final, en Egipto no se acuerda la reducción de las emisiones ni el objetivo de los 1,5 grados. Pero se considera un éxito el acuerdo para compensar a los países vulnerables ante el calentamiento global. La ministra de Medio Ambiente de Pakistán explica el logro en términos históricos, pero no se sabe si por la importancia o por la espera: «Hemos luchado durante treinta años en esta dirección y hoy hemos logrado un primer hito positivo». O sea, que se tarda treinta años en arrancar. Y ni siquiera se sabe quién y cómo pagará las compensaciones.
Voz del pueblo
Una encuesta en el perfil de Elon Musk con quince millones de respuestas le reabre a Donald Trump las puertas de Twitter. No es un regreso por aclamación: el 48% de las respuestas fueron contrarias a la vuelta del expresidente. Y puede que ni siquiera sea un regreso porque Trump ya ha dicho que Twitter tiene problemas y que él se queda en Truth, la red social que funciona a su medida. Lo curioso es sin embargo cómo Musk vende el movimiento como un triunfo democrático, recurriendo incluso al proverbio problemático: «Vox populi, vox Dei». Hay que traducirlo por supuesto como «voz del pueblo, voz de Elon». El regreso de Trump tenía un valor simbólico en el nuevo Twitter de Elon Musk. Y va a ser que tampoco.
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