La venganza
Ahora que le toca marcharse, Trump ofrece la parte más vengonzosa de su espectáculo
¿Quién vota a Donald Trump? Le votan quienes ven en él lo que representa y no lo que es. ¿Y qué representa? Unas cuantas ... cosas, algunas de ellas contradictorias entre sí, y la mayoría bastante malas desde mi punto de vista, pero no desde la óptica de quienes le votan. Le votan quienes se desentienden de la verdad y quienes se hacen un mundo a la medida. También quienes tienen intereses económicos que pueden salir beneficiados con su presencia en la Casa Blanca. Todos aquellos para los que socavar la democracia no es demasiado preocupante siempre que sean los suyos quienes lo hacen. Los supremacistas blancos y los fanáticos religiosos. Los fanáticos del nacionalismo, que es otra religión. Los defensores de las armas. Los que quieren un muro en la frontera mexicana. Los negacionistas del cambio climático y los conspiranoicos que respiran la sombra de diversas conspiraciones de sombra y miedo. Los nostálgicos de un pasado que nunca existió y de un futuro que más valdría evitar. Muchísimos votantes republicanos han votado al partido a pesar de que el candidato era Donald Trump. Le han votado los suburbios y las áreas rurales.
A Joe Biden le han votado todos aquellos que rezaban para que (¡por Dios, por Dios!) no ganara Donald Trump de nuevo. A dios rezando y con el mazo dando, dice el refrán. El mazo, la herramienta, estaba hecha de liviano papel, votos que han llegado, sobre todo, por correo. El Partido Demócrata animó a sus votantes a usar este sistema por la crisis del coronavirus y Donald Trump hizo una campaña para que los republicanos no lo utilizaran. El barrio de Clayton County, del que Trump dijo en 2017 que era horrible, que se caía a pedazos y que estaba lleno de delincuentes, ha votado en masa a Biden, y así los demócratas se han impuesto en Georgia.
Trump es un tipo muy gracioso, tan gracioso como Pennywise, el horrendo payaso de las novelas de Stephen King. Como además es un genio, ha tenido la genial idea de que solo deben contarse y contar los votos que le favorecen. Durante cuatro años hemos asistido a un espectáculo lamentable, pero ahora que le toca salir de escena está dando la parte más vergonzosa (y peligrosa) de su espectáculo. Su sobrina, Mary Trump, que le conoce demasiado bien, no solo por ser su sobrina sino porque es doctora en Psicología (lo cual ayuda a ver todas las dimensiones del espectáculo), nos advierte de lo que viene: la venganza. Crisis tras crisis y pataleta tras pataleta, incapaz de reconocer la derrota, el niño rico malcriado empezará a romper cosas. Por lo pronto ya ha quitado de su puesto al secretario de Defensa y ha comenzado una serie de movimientos en política exterior para empeorar la relación con Irán y dejarle un bonito paquete a su sucesor. Y así todo.
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