El jueves pasado se celebró, sin incidencias, el sorteo de la Bonoloto. Como siempre, el azar seleccionó una combinación de ocho números ganadores. Lo raro ... fue que horas después, en el sorteo del sábado, se obtuviera un resultado casi idéntico: siete de los ocho números se repitieron. No tenemos que ser expertos en estadística para afirmar que las posibilidades de que eso sucediera eran muy escasas. La Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado ha aclarado que se trata de una coincidencia y ha descartado cualquier posibilidad de error o manipulación. Yo creo que estas casualidades responden a interferencias de una especie de verdad superior que, normalmente, nos es velada; creo que son mensajes que nos mandan para que no nos olvidemos de que estamos consagrados a lo imprevisible. Por fortuna, no todo sigue un orden lógico; y si lo sigue, no siempre lo entendemos.
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