Oro

Pienso en la relación entre lo valioso y lo inestimable. Ahora que la inflación sacude la economía mundial, ¿son las antigüedades un refugio para el dinero? A menudo resultan poco adecuadas: algunas tienen un tamaño inconveniente, la mayoría están protegidas en tanto que patrimonio nacional o mundial. Además, convertirlas en dinero no es fácil, y el precio de un tesoro depende mucho del aprecio y del comprador. Ese elemento que cubría la momia egipcia, en cambio, parece tener un valor intrínseco, y tras miles de años de fascinación todavía representa la luz solidificada que es la medida de todas las compras.

¿Por qué, entonces, afirmó Warren Buffett (con gran resonancia) que jamás invertiría ni en oro ni en criptomonedas? El Bitcoin es el oro de las criptos (habiéndose reservado para Ether, la moneda de la blockchain Ethereum, el papel de plata), pero la belleza que lo sostiene pertenece a las matemáticas (algoritmos y criptografía, curvas elípticas, funciones de 'hash' y otras cosas invisibles). La belleza del oro es material y cálida, moldeable, inoxidable. También simbólica. El oro perdió parte de su belleza cuando fue arrancado de la cadena de símbolos de la cultura y aislado en bóvedas donde aseguraba el patrón de su mismo nombre.

Ay, la seguridad. Dice el matemático ruso Efim Zelmanov que en la era soviética las matemáticas eran un refugio, ya que eran lo único irrefutable (cualquier otra cosa podía ser blanca un día, negra otro). Pero en el Bitcoin, ese oro abstracto y artificial, no todo son matemáticas, y cuanta más contaminación ha recibido del mercado financiero, más volátil e inseguro se ha vuelto. La crisis actual ha socavado su trono de valor refugio. ¿Acabará la especulación con la belleza ecuánime de las cadenas de bloques? Ni siquiera el oro, con su solidez metálica y su profusa mitología, es inamovible. En el año 71, cuando hasta el dólar dejó de estar vinculado a él, murió definitivamente el patrón oro. Antes el valor del dólar se medía por el rey de los metales; hoy este se mide en dólares. Sólo la Naturaleza tiene el valor incontrovertible de la vida y la belleza de sus cadenas vivientes. De ella proceden el aire, el alimento, la energía, el equilibrio. Es el gran refugio que nos sostiene. Pero apreciamos más el oro.