Miraditas
Confieso que desconocía la existencia de comentaristas especializados en banalidades en torno a los protagonistas políticos que integraban la cumbre de la OTAN. Un colega ... me redirigió a algunas cuentas que se ocupan de las frivolidades y distracciones acontecidas en Madrid. La agenda paralela de los cónyuges, con la reina Letizia a la cabeza, fue un éxito; alpargatas, vidrios, catas y mucho para largar sobre nuestra deliciosa gastronomía. En Twitter había una votación cuya finalidad era aclarar cuál era el hombre más 'handsome' de entre los mandatarios. Trudeau, el canadiense, estuvo cerca, pero el palmito de Sánchez ganó por goleada.
Estos reporteros dicharacheros recogieron el hecho sucedido el 28 de junio, día del Orgullo, durante la cena que se celebró en el Palacio Real. Viktor Orban, primer ministro de Hungría, amigo de Putin y homófobo donde los haya, tuvo que sentarse al lado del arquitecto Gauthier Destenay, marido del primer ministro de Luxemburgo. En la prensa extranjera se resaltaba la actitud de Boris Johnson en su huida hacia las salas del Museo del Prado en un clásico Brexit cultural, o la soledad de Mario Draghi, al teléfono a causa de una crisis en su Gobierno.
Los correveidiles coinciden en que esta cumbre ha sido tan pródiga en arrumacos, toqueteos y contacto físico que más se parecía al aniversario de una hermandad que al panorama complicadísimo de geopolítica mundial. A veces es preferible atender a estas curiosas y humanas naderías que escuchar las voces procedentes del Banco Central Europeo augurando que Putin puede cortar el suministro de gas a Europa creando un panorama apocalíptico.
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