Los veranos
Este de 2025 tiene la silueta de un B-2 y una colección de caras para no dormir
Pienso en el verano, ese gran arquetipo, ese sueño de la mente despierta, pero quiero hablar de los veranos, de los múltiples, infinitos veranos. El ... verano, el único, el Verano con mayúsculas tiene sus raíces en la infancia y su asiento en la memoria. Y con todos los rasgos que comparte en la experiencia de muchos se hace más grande, más poderoso, más irreal. Pero los veranos son tantos como su número y tantos como las generaciones y tantos como personas.
Este de 2025 tiene la silueta de un bombardero B-2 y las caras que pone la historia en esta peculiar encrucijada del tiempo (todas las encrucijadas son peculiares, todas son un enigma universal): caras duras, rostros fríos, máscaras heladas y máscaras sonrientes. Caras de cemento y caras de teflón. La cara de niño malcriado de Donald Trump. La cara de anciano bondadoso de Alí Jamenéi que fomenta el terrorismo dentro y fuera de casa. La cara de zorro implacable de Benjamín Netanyahu. Una colección de caras como para no dormir. No podríamos citar todas, pero es inevitable colocar en el trastocado escenario del mundo la sonrisa inescrutable de Xi Jinping y la mirada imperturbable de Vladímir Putin. Representan importantes poderes en este gran juego de estrategia global donde tantos agentes parecen querer reordenar los equilibrios haciéndolos saltar por los aires o dándoles un buen empujón.
Este verano de 2025 ha comenzado con gran inestabilidad en lo climático y en lo histórico. Las serpientes de verano casi han muerto, sustituidas por culebras, culebrones y misiles. Pero las serpientes de verano siempre han sido la consecuencia de que las fábricas de noticias bajaran su rendimiento. Había que sostener la producción con materias inanes que fomentaran la ilusión de la pausa. Sin embargo, a veces la realidad se pone tan tozuda con sus suministros que no se puede sino elaborar la noticia y difundirla, cualquiera de ellas: la noticia demoledora, la noticia explosiva, la noticia desmoralizante, la noticia mezquina y sucia. Con cada coyuntura de la paz y de la guerra los ecos se multiplican en las redes sociales, donde se usan imágenes de hace meses o años para ilustrar cosas que no han sucedido. Entre las noticias que responden a hechos y las que son fruto de la inventiva humana (o de la IA), quien esté pendiente de ellas puede volverse loco. A esto hay que sumar el verano individual, con sus sobresaltos y sus pejigueras. Claro que mientras haya niños a los que no se bombardee, existirá el verano donde la historia no existe. Veranos azules o verdes o grises que transcurren por los pasos de la intrahistoria fabricando el sustento del Verano futuro; veranos, no obstante, también desiguales como la pobreza y la riqueza, como la sobreprotección o el abandono.
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