Muchas personas se despertaron ayer en Odesa sin electricidad. Los rusos habían lanzado de madrugada el primer ataque tras la suspensión de envíos de armamento ... por parte del Gobierno estadounidense. Odesa es la tercera ciudad de Ucrania, su puerto a orillas del mar Negro y el 'oblast' donde se encuentra. Ordesa es una novela, un parque nacional, un valle y una estación de esquí. Si vives en esta península del suroeste europeo, Ordesa es lo próximo, lo accesible, lo cotidiano. Si vives en Odesa, la cotidianidad admite los misiles enemigos, las explosiones, los cortes de electricidad y las levas forzosas.
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'Ordesa', la novela de Manuel Vilas, no es una novela (ninguna de sus supuestas novelas lo es). Es la aparición de un mundo en torno a la primera persona del singular. Aparecen lugares como la estación de esquí de Ordesa y, bajo su invocación, todas aquellas donde la incipiente clase media española acudía a alimentar sus aspiraciones de clase media allá por los 70 y 80 del pasado siglo. 'Ordesa' se publicó en 2018. Su publicación no es cosa de actualidad, pero la literatura y la actualidad son cosas diferentes. Por su valor estratégico, Odesa fue atacada el primer día de la invasión rusa. Ojalá el de ayer hubiera sido el último ataque. La incertumbre es el color del futuro, y aun del presente. ¿Escribe Dios derecho con renglones torcidos? ¿Estamos a punto de ver el fin de esta carnicería? Solo sabemos que el orden mundial está patas arriba, todo se mueve. El presente es tan impredecible como el futuro. Hasta el pasado es impredecible, con los sucesos que resultaron no ser como nos los contaron, los que no nos contaron, los que regresan como venganza y como advertencia.
Un mes después de la invasión, Rusia y Ucrania avanzaban hacia un acuerdo. Hasta que Boris Johnson se pasó por Kiev. Naftalí Bennett, que era entonces el primer ministro israelí, estuvo en aquellas conversaciones. En 2023 contó que los países occidentales habían bloqueado el acuerdo de paz. El pasado es a menudo una cosa muy actual. Recuerdo ahora que Trump, en su malhadado encuentro en la Casa Blanca, le dijo a Zelenski: «Podías haber parado esto si hubieras sido más flexible y hubieras estado más deseoso de negociar». Hoy, como en 2022, Ucrania está atrapada en medio de intereses que no son los suyos. Se suceden los discursos, las acciones, los relatos y contrarrelatos. Lo que vemos no es todo lo que pasa, a veces ni siquiera es lo que pasa. Por otro lado, Odesa y 'Ordesa' están más conectadas de lo que parece. A medida que las grandes placas tectónicas de la geopolítica se mueven, un sordo terremoto transmite sus vibraciones a los sitios más insospechados, a los rincones más oscuros.
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