La bella y la bestia
A Mazón no le alteran sus posibles errores. Le enfurece que se los apunten
Hoy se cumple el primer aniversario de las inundaciones valencianas del 24, que en Bilbao nos traen a la mente la gran riada de 1983. ... Murieron en Bilbao 34 personas. En Valencia, cuarenta años después, murieron 237, y el presidente de la Generalitat, abrumado por la culpa, presentó su dimisión en una realidad paralela. En esta realidad, Mazón sigue en el cargo un año después, a pesar de un sistema de prevención que no previno, de unos medios de rescate que se activaron con retraso, de unos avisos que no se enviaron cuando habrían sido útiles. El Cecopi, Centro de Coordinación Operativa Integrado, discutía y discutía y retrasaba la toma de las decisiones más elementales (alertar a la población por todos los medios posibles) mientras llovía y llovía y se desbordaban los barrancos y se acumulaban las llamadas de auxilio y los ahogamientos.
El Cecopi integra cargos técnicos y cargos políticos, pero quien da las órdenes es un cargo político ¿Habría sido mejor que la persona con mando, o al mando, hubiera sido un cargo técnico? Los políticos, por desgracia, pueden tener en la cabeza otras preocupaciones, mal llamadas preocupaciones políticas, que les distraen y perturban en los momentos de crisis. La cuestión técnica, en esta ocasión, consistía en poner los medios para salvar vidas. Quien mandaba aquel día en el Cecopi era Salomé Pradas, consellera de Justicia e Interior.
Mazón estaba desaparecido. Ausente. ¿Habrían ido mejor las cosas con él al mando? Nunca lo sabremos. Lo que dijo Mazón en noviembre de 2024 es que el equipo del Cecopi estaba plenamente capacitado, que él no hacía falta. También he encontrado información totalmente confusa y contradictoria sobre los niveles de alerta y las responsabilidades en función de los mismos. Mucha gente se ha preguntado: ¿por qué no se elevó la alerta a nivel 3, con la que estaba cayendo? De cualquier forma, a Mazón no parece dolerle el hecho de no haber estado allí donde podía haber empeñado todo su esfuerzo en ayudar a sus conciudadanos. A Mazón no le irritan ni le alteran sus posibles errores de comisión o de omisión: le enfurece que se los apunten. Pero al permanecer en el cargo, sigue ofreciendo a sus conciudadanos un blanco visible, una fea imagen moral, una figura a la que pedir siquiera responsabilidades políticas.
En estos días de rememoración, se han conocido nuevos detalles de la inolvidable velada en el restaurante El Ventorro, donde ofreció a la bella Maribel Villaplana un puesto en la tele pública durante 3 horas y media. Sabemos que luego la acompañó hasta el parking para seguir intentando convencerla de que aceptara el trabajo. ¿Ustedes han oído hablar de 'la culpa del superviviente'? Pues eso es lo que no tiene Carlos Mazón.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión