Incertidumbre
Lo que nos abruma es un vasto más allá de fuerzas incontrolables
Vivimos en un mundo enorme, abrumador… Vivimos en un mundo pequeño protegido por un amable escudo de ignorancia. Te despiertas y haces todas esas cosas ... que los concursantes de los certámenes de relatos se empeñan en describir minuciosamente hasta aburrir al santo Job que pasaba por allí y se puso a leer sobre el hombro del juez/lector. Miras la calle tranquila, las agradables consecuencias del 'veratoño'…
Otra cosa es que te asomes a la ventana y veas una pelea como la del sábado en Algorta. Eso intranquiliza mucho y te empiezas a hacer preguntas sobre la violencia y otros imponderables. Las preguntas crean grietas en la realidad y entorpecen el dulce olvido. Hay gente que vive fundamentalmente en esta esfera cotidiana, humilde, de supermercado y consulta médica, de si cojo el paraguas, de si vamos al trabajo en tu coche o en el mío… Otros viven con la cabeza metida en un cosmos de información alimentado por el dramático, impredecible panorama global. La mayoría, entre los dos, yendo y viniendo, atendiendo y olvidando.
En los puntos de conexión hay conflictos, disyuntivas, lugares de poder. De pronto tenemos que esperar más para que nos atienda un médico cansado, abrumado, y los precios suben por la cuerda que un mago invisible ha conectado a las nubes. Lo que nos abruma es un vasto más allá de fuerzas incontrolables, de bestias sumergidas y coordenadas inoportunas apenas revelado en los noticiarios. Hemos pasado de la era de la incertidumbre de Kenneth Galbraith a la era de la superincertidumbre. La Tierra se adentra en la sexta gran extinción. «Hemos eliminado los cimientos mismos de la vida», dice Andrew Terry, de la Sociedad Zoológica de Londres. Me parece que esto, aunque la noticia no llegue hasta mi calle soleada y tranquila, nos va a afectar también aquí. Un estudio de expertos internacionales ha concluido que la sequía de este verano tiene un culpable principal: el cambio climático. Y otro estudio ha encontrado microplásticos en la leche materna.
El este de Ucrania es como una fisura en la corteza de la Historia. Desde allí el terremoto se extiende al resto del país y al resto del mundo. Rusia juega con una bomba atómica que puede pasar de lo virtual a lo real, pero mientras tanto multiplica la incertidumbre angustiosa y verdadera. ¿Quién podrá vivir solo en el mundo pequeño, el mundo de los sentidos y las acciones básicas? Los enchufes de casa son una tremenda incógnita por la que entra el invierno futuro. Resulta extrañamente difícil contratar la Tarifa de Último Recurso ahora que es tan necesario. Hay que aprender a respirar incertidumbre, aunque, como nos explica Juan Fueyo, neurólogo y oncólogo, respirar aire se ha vuelto peligroso. El aire, aquí en mi calle, en la tuya, contiene cosas que no es nada conveniente respirar.
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