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El enigma de las terrazas

Una pregunta básica: ¿para qué sirven, en pleno invierno, si no es para fumar?

Viernes, 20 de diciembre 2024, 00:01

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Es una pregunta que me parece básica y que me hago ante la prohibición de fumar en ciertas terrazas de los bares y los restaurantes: ¿ ... para qué sirven las terrazas, si no es para fumar? Uno entiende que, en pleno invierno, haya gente dispuesta a pasar frío para disfrutar a cambio de ese vicio. Pero, si no es con dicho objetivo, ¿qué sentido tiene pasar unas horas junto a un calefactor comiendo o bebiendo? ¿Se trata de satisfacer un impulso ancestral? ¿Es nostalgia antropológica de la hoguera, o una rememoración masoquista del brasero rural? Recuerdo que hace años un amigo mío algo extravagante accedía por su televisor a un canal en el que solo se veía una chimenea con unos leños ardiendo permanentemente. La imagen de aquel fuego encendido persistía en la pantalla las veinticuatro horas del día y cumplía la función de suplir de forma visual -y supongo que psíquica- a la chimenea real que mi amigo no poseía en su domicilio. Nunca tuve la necesaria paciencia para comprobar si alguien reponía los troncos de madera cuando éstos se consumían ni para comprobar si es que se consumían en efecto. Cuando mi amigo salía de casa, apagaba la televisión y me hacía la misma broma de siempre: hay que evitar que se produzca un incendio por culpa de una brasa que salte a la moqueta.

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