La costumbre está de viaje. Cambian los comportamientos sociales, los pronombres para dirigirnos a los nuevos géneros y la manera de comunicarnos. Cambian la medicina, ... el clima, las cosechas y las aves que se pierden en sus confusas migraciones. Intentamos aceptar los cambios, pero nos cuesta que se muevan los límites democráticos o que se retuerzan las leyes. Nacen nuevos líderes incalificables, brotan en medio de la corrupción y mala praxis política y cruzamos los dedos para que sus ideas no nos muevan lo que tanto costó obtener.
Publicidad
En la política argentina se vive un terremoto con el triunfo del candidato libertario -así lo denominan allá- Javier Milei en las elecciones primarias de este agosto. Peinado con patillas de estilo napoleónico, tiene 52 años, es economista, político, docente y líder del partido La Libertad Avanza. Con un 30% de votos sobrepasó a las dos fuerzas que gobernaron la última década -el macrismo y la coalición peronista kirchnerista- y se presenta como favorito en el proceso electoral que se consumará el 22 de octubre. No se corta un pelo en sus propuestas. Quiere dolarizar la economía, privatizar las empresas públicas del Estado y cerrar el Banco Central. También ha lanzado ideas, por fortuna vagas, acerca de permitir la compraventa de armas y la venta de órganos. Se le agradece su sinceridad…
Le han votado jóvenes sin esperanza y con mucho cansancio acumulado en ese país que se devora a sí mismo, con un 150% de inflación anual. Milei dijo en uno de sus discursos: «No vine a guiar corderos, vine a despertar leones». Al menos tienen una segunda vuelta.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión