Doble vida
Cazaron al eurodiputado homófobo en una orgía gay, tratando de descolgarse por la fachada, a medio vestir, con magulladuras en las manos, anfetaminas en la ... mochila y, lo que es peor, sin mascarilla. Parece una película de humor negro. Si asistes a orgías masivas en tiempos del covid te la juegas. Seguro que él lo sabía, pero al parecer no pudo evitarlo y minimizó los riesgos. La realidad y la ficción no es que se imiten, es que compiten con fiereza por conseguir la mayor espectacularidad.
El escándalo de Jósef Szájer, de 59 años, casado con una jueza del Tribunal Constitucional de su país, resulta cuando menos bizarro. Pero también ilustrativo. Porque el relato es breve, pero hay de todo: está el poder, el lujo, la hipocresía, la política, el sexo extremo, las drogas ilegales, la infidelidad, la vergüenza. Todo junto y más bien revuelto. Vivimos en un mundo organizado por hombres como Szájer. Triunfadores. Tipos listos y ambiciosos que saben lo que hay que hacer para llegar a lo más alto del poder y que están dispuestos a hacerlo, pero que pierden el sentido de realidad y se arrogan una prepotencia y una impunidad que no tienen.
Szájer, fundador de Fidesz, un partido ultraconservador y defensor de una religiosidad reaccionaria, llevaba una doble vida. A menudo, quienes más mensajes homófobos lanzan son precisamente aquellos que dudan de su propia identidad. Y me pregunto cómo se puede vivir en la mentira sin volverse uno loco. Pero está claro que también las mentiras acaban formando parte de la identidad profunda. En fin, quizá se haya sentido liberado, después de todo. El mundo se revela complejo, las leyes están llenas de sutilezas y toda verdad es bipolar. Digo yo.
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