Casa de mentes abiertas
Brutus y Eduardo, entre otros lectores comentaristas, han señalado la importancia de saber escuchar e intercambiar mentalmente los papeles. No puedo estar más de acuerdo, ... y a ello me aplico. Hay que aprender y enseñar (dos acciones inseparables) a respetar al que piensa radicalmente distinto a cualquiera de nosotros. Se precisa imaginación, rigor, seguridad en uno mismo y buena voluntad. Con ambición y exigencia, bien podríamos hacer de España, como plantea Brutus, una casa de mentes abiertas. Los que se cierran a este proyecto, con desdén y aires de suficiencia, son quienes más lejos están de esa forma de hacer.
Hablemos de historias del cine, a propósito del centenario del nacimiento del valenciano Luis García Berlanga, autor de la memorable trilogía de la familia Leguineche: 'La escopeta nacional', 'Patrimonio nacional' y 'Nacional III', entre otras películas libres de censura. Siempre ponía la muletilla de lo 'austro-húngaro'; un divertimento esperado como el de la aparición de Hitchcock.
Con sorna y astucia, Berlanga fue sorteando el obtuso criterio de los amos del país. En 1953, introdujo en 'Novio a la vista' la frase: «Ya es hora de que el poder civil tome el mando». Pero nadie paró en ella. Se cuenta que diez años después, a propósito de 'El verdugo', Franco dijo a sus ministros: «Ya sé que Berlanga no es un comunista; es algo peor, es un mal español».
Hoy, otros que cobran 10.000 euros al mes por no hacer nada, discriminan y maltratan a quienes llaman 'malos catalanes'. Así, el inhabilitado Torra insiste a voz en cuello en «el mismo objetivo: sacar a Cataluña de la prisión de España». Cerril astracanada y mucha jeta.
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