Me alegro de no ser Pablo Iglesias. La verdad es que hace algunos años consideré la posibilidad de dejarme coleta, pero me dio pereza. Ahora ... me alegro, claro. No, definitivamente, no me parezco en casi nada a Iglesias. Mejor para mí: así no me confunden con él. No creo que yo fuera capaz de soportar el nivel de acoso al que está siendo sometido ese hombre. Ni la mitad de la mitad de la mitad. ¿Alguna vez me he jactado de valiente? Estaría bromeando. En fin, te puede caer más o menos simpático Pablo Iglesias y es normal que si eres de derechas te caiga mal. Pero también a alguna gente de izquierdas le cae mal. Dicen que es muy alfa. Y que tiene un casoplón. Y eso es cierto, claro. Pero ¿quién no es un alfa en política? Todos lo son. Líderes. Jefes. Sánchez es un alfa. Ayuso es una alfa. Abascal, más que nadie. Hasta Urkullu es un alfa. Si estás ahí eres un alfa. Y hablando de casoplones, no entiendo por qué no se habla también de los casoplones de los y las demás alfas. Y de cómo los han conseguido, ojo. El de Rocío Monasterio, por ejemplo, ¿lo has visto? Es una maravilla. Seguro que el de Iglesias es más barato. Otra cosa, ya en 2017 la Justicia había archivado 14 querellas contra Podemos y sus dirigentes. Y desde entonces se han archivado muchas más. Le han acusado de cosas inverosímiles. La lista daría para diez columnas. Debe de haber mucha gente intentando buscar lo que sea para presentar sin parar querellas contra él. Ya digo, no sé qué diablos le mantiene ahí. Lo quieren agotar. Y lo conseguirán, supongo. Ahora han empezado con las amenazas. Calumnias y amenazas, no hay cerebro que soporte eso durante mucho tiempo, creo yo. Tienes que ser muy alfa.
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