Es habitual que el inicio del curso genere tristeza, nerviosismo e incluso ideas suicidas. Entre los profesores. Los alumnos en cambio sí le encuentran al ... regreso algún sentido (fumar en los recreos, sobre todo) y alguna expectativa relacionada con la desestabilización desde dentro de una importante institución social. No es fácil regresar a clase. Pero hay que hacerlo. Evelyn Waugh escribió que la ventaja de haber ido al colegio es que después, al entrar en la cárcel, te sientes como en casa.
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Comienza el segundo curso presencial de la pandemia. Y, si algo hemos aprendido de todo esto, es que la tecnología puede ser útil, pero no puede sustituir al viejo método educativo: el profesor y los alumnos juntos en un aula. El curso 2019-2020 se resolvió con los colegios vacíos durante el último trimestre y da la sensación de que aquello fue un desastre silenciado. Es probable que el éxito fuese imposible. A través de una pantalla ya puede darte clase Aristóteles que tú, en lugar de a Alejandro Magno, vas a llegar como mucho a Alejandro Sanz.
El año pasado se reabrieron las aulas y el sistema demostró que podía esquivar los contagios, generalmente a cambio de que el personal docente enloqueciese. Cabe pensar que ahora, con mucha más gente vacunada, las cosas deberían ir al menos igual de bien. Rafael Bengoa ha pedido sin embargo prudencia y mucha ventilación, ya que es justo al grupo de población sin vacunar al que vamos a reunir bajo techo. Por completar la pareja arquetipal de la sabiduría pandémica, Margarita del Val ha dicho que habrá sin falta sexta ola, siendo probable además que el cielo se tiña de rojo y las langostas cubran la tierra de Egipto.
Empieza, en fin, el curso escolar. Ese suspiro de alivio lo han emitido los padres y los abuelos. También los negocios que hacen su agosto en septiembre: papelerías, tiendas de ropa, extraescolares… Como tras los botellones nos preocupan los valores de la juventud, este año pueden esperar los alumnos todavía más doctrina. Los expertos parecen coincidir en que los jóvenes vascos tienen un serio problema de individualismo. Deberían explicarlo en sus primeras redacciones y trabajos. Cómo se han pasado el verano juntándose, amontonándose y aglomerándose por puro individualismo.
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GOBIERNO
Aprende, mundo
El Gobierno aprieta con el autoelogio. Parece estrategia, pero igual es generosidad: Moncloa entendiendo que la opinión publica no puede encargarse sola de la cantidad de alabanza que merece el Ejecutivo. Estaríamos por tanto ante una especie de beca o ayuda gubernamental al ditirambo. «Dentro vídeo», dijo el otro día la ministra Darias tras agotar los adjetivos sobre la vacunación. Y les colocó a los periodistas un 'spot' con musiquilla edificante que terminaba así: «Seguimos cumpliendo hitos». Sumándole a la vacunación lo de Afganistán, Pedro Sánchez aseguraba ayer en una entrevista que al mundo le estamos dando un ejemplo. Y una lección. Al mundo. Y desde Moncloa se pone a circular que los errores de la oposición se deben al desconcierto que les causan los logros del Gobierno. Eso ya es demasiado. Creer que los fenómenos naturales dependen de ti. La clase de certeza que interesa a tu psiquiatra.
AFGANISTÁN
El rifle y el Corán
Refugiados a espuertas, atentados en Pakistán, violencia interna, militares americanos anunciando la guerra civil… Lo de Afganistán marcha según lo previsto. Fatal. Su motor es un pozo de razón fanática. El sábado leíamos en estas páginas cómo el mulá Abdul Aziz le preguntaba orgullosísimo a Mikel Ayestaran qué otra religión consigue que sus fieles se inmolen con explosivos. Es la clase de pregunta que genera casi automáticamente una respuesta brutal y divertida. Siempre que quien te la haga no tenga, junto al Corán, un kalashnikov.
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